Cómo iniciar una guerra

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1919

Una melodía resuena. Yacía olvidada en lo profundo de cientos de corazones muertos. Por fin había sido liberada después de años enterrada. El sonido del acero era débil a comparación de los suspiros aliviados que producía cada espectador. La guerra terminó.

Fue al igual que un incendio. Buscas salvarte, salvar gente. Salvar a todos y las cosas que sean posibles de sacar de las llamas. No hay tiempo de reflexión, de medir las cosas que se hacen, porque es una actividad puramente instintiva, solo la supervivencia juega ahí. Cuando pasa el incendio y se ven las cenizas, ves todo lo que se quemó, lo que ya no existiría jamás. Llega la decepción, la tristeza y la melancolía. Una posguerra.  Pensó el británico.

Los alemanes se sentían profundamente traicionados. Fue una injusticia. No habían perdido la guerra, su espíritu estaba cansado, sin embargo no se habían sentido derrotados. Fueron timados.  El día después de la aceptación del Tratado, el 23 de junio de 1919, fue día de luto en Alemania, considerado como la primera gran derrota del parlamentarismo y el "pecado original" de la recién formada República de Weimar.

-Por pasividad permití un mal trato más allá de lo tolerable.- Se dijo el angloparlante al ver la mirada anonada del alemán.

-No se puede evitar. Teníamos que detenerlo.- El francés echó sus brazos alrededor del cuello inglés. Inglaterra ni siquiera se sentía con las ganas de protestar por la cercanía de su acompañante. Se quedó estático observando las clausulas. Incluso él reconoció que el tratado de Versalles fue como un dictado impuesto a la fuerza; Culpabilidad y responsabilidad total a Alemania por iniciar la guerra. 

Inglaterra alzó la vista para tratar de remediar esa abolladura, pero ya era demasiado tarde, el alemán se había marchado sin protestar.

Igual que un rompecabezas,  el territorio de Alemania había sido repartido en partes. Principalmente entre Francia e Inglaterra. Pese a las indemnizaciones que pudiese recibir de Alemania, tenía consigo un karma que pronto le duraría toda la vida. No es una sensación de triunfo, es un desencanto, una amargura, una barbarie.

-Eso no es un armisticio. No es el fin de una guerra. Esto no es una paz, es la institucionalización de un desquite. No voy a ratificar este tratado. Yo vine a un armisticio no vine por una venganza.- Reclamó el estadounidense molesto. Al igual que el británico, su sentido de la justicia le decía que había sido una total humillación para Alemania y la traición de la que habían sido víctimas.

-Fue lo mejor... - Pronunció apenas duras el inglés. Dudada de sus palabras. Pudimos haber hecho algo diferente, pero no lo hicimos. Fueron las que él quería usar. Sin embargo se detuvo.

-Es una injusticia.- Recalcó.

-¿Injusticia?- Se  burló. -Toda mi nobleza murió en los campos de batalla. Hay una sensación de vacío y monstruosidad. Un  suicidio de la razón en mi gente.  ¡¿Y llamas injusticia el querer detener sus invasiones?!- Inquirió con fuerza.

El americano lo miró sorprendido y decepcionado. No podía creer lo que oía. La mirada del anglosajón mostraba odio, ira, represión, horror... Miedo.

Francia intervino ante el pesado ambiente que se estaba formando. Si algo le caracterizaba era poder leer perfectamente la atmosfera.

-Muy bien ustedes dos.- Los señaló posicionándose en medio de ambos. –Es hora de calmarse, Estados Unidos, si lo que peleas es un territorio, podemos cedértelo.-

-¡No quiero absolutamente nada!- Espetó aún más enfadado por el ofrecimiento francés. Era una ofensa que tratase de manipularlo de esa manera. Como si no pudiera posicionarse de tierras por su cuenta. –Definitivamente, son el uno para el otro.- Fulminó a Inglaterra con la mirada. –Siempre tratan de sacar provecho de mí. Estoy cansado de ser una estúpida arma cuando lo requieren. ¡Váyanse al infierno! Les deseo un bonito futuro juntos.- Se marchó.

Cuando logre alcanzarte. [UsUk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora