episodio: 4

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GABRIELA

Tengo miedo no sé qué hacer necesito irme de aquí. Sé que si sigo aquí con él lo voy a pasar muy mal y no quiero.

-          Me tengo que ir  Tomy, no puedo seguir con esto. – dije mientras me levantaba.

-          No te vayas Gaby por favor tenemos que hablar ¿no?

-          No puedo, necesito tiempo, no puedo estar contigo que sé que me vas a hacer daño, mucho daño. – me levanté y me fui corriendo.

-          Gaby espera no te vayas enserio.

-          No Tomás no quiero, necesito tiempo ¿vale?

Me fui lo más rápido que pude, para no pensar en volver a buscarlo. Sabía que nosotros teníamos algo muy especial pero nunca pensé que tanto.

Cuando llegué a mi casa estaba muy nerviosa y agitada. Mi madre me preguntó qué es lo que me pasaba pero yo no siquiera le contesté, me encere en mi cuarto y allí me quedé 6 días con sus respectivas noches.

Mi madre cada día me trajo el desayuno, la comida y la cena pero nunca entró a mi habitación porque la tenía con el seguro. Me intentaba animar desde fuera pero no lo consiguió. Me preguntaba cada poco tiempo si estaba bien y si necesitaba algo.

El séptimo día mi madre ya cansada de tener que escuchar llorar llamó a Tomás, sabiendo que él causante de todo, y apareció en menos de nada.

-          Gabriela ábreme la puerta. – me dijo realmente enfadado.

-          Vete no quiero verte ni a ti ni a nadie.

-          Vale tú lo has querido.

De repente se escuchan pasos alejarse por el pasillo y después nada. Como no se volvió a escuchar nada me dispuse a cambiarme para poder ducharme y di gracias a mi padre por hacerme un baño que comunica con el cuarto. Me metí a bañarme y escucho un estruendo como si algo se rompiera. Me sobresalté tanto que me caí de la bañera. Cuando me di cuenta él estaba en el baño y sacándome de la bañera.

-          ¿Qué haces? – dije intentando taparme.

-          Gaby no eres la primera persona que veo desnuda. – dijo sin mirarme. – además te habías caído ¿Qué querías que te dejase tirada en el suelo?

-          Pues sería una opción. – dije mientras me terminaba de poner el pijama. – además si no entraras así a mi habitación no me hubiera caído.

-          Oh señorita perdóneme usted por preocuparme por ti, tu madre me llamó el lunes para preguntarme que es lo que te había dicho que te encerraras en la habitación. – realmente si que estaba enfadado conmigo.

-          Bueno eso son cosas mías no tuyas.

-          Se volvieron mías cuando tu madre me volvió a llamar hace una hora para decirme que seguías encerrada en tu cuarto sin ni siquiera comer.

-          Sabes que no necesito nada de ti. – me volví a acostar en cama como hacia estos 6 días.

-          Pues mira tú por donde que yo sí que te necesito a ti. – me empezó a decir mientras se sentaba en mi cama.

-          Pero es que yo ya no puedo estar como siempre contigo porque yo quiero más y tú no me lo puedes dar. – dije mientras una lagrima se me escapaba sin permiso.

-          ¿Pero y si yo sí que te lo quiero dar? – parecía triste en ese momento. – sé que nuestra relación no es muy normal pero cree que si no fuera por Laura tú y yo no nos hubiéramos conocido.

-          ¿entonces porque te casaste con ella? – dije aún mas alto.

-          Pues me case con ella porque no tuve elección era eso o perder la herencia que mis padres estaban dispuestos a darme. Pero ahora ya da igual no va a haber herencia.

-          ¿por qué? – estaba interesada en saber qué es lo que me tenía que decir.

-          Pues porque ya estoy separado de Laura y porque yo estoy enamorado de otra persona. – cuando hablaba de amor se le ponía un brillo especial en la mirada.

-          Pues bien vete con esa persona tan querida para ti. – me puse boca abajo para que no me viese llorar.

-          Es que da la gran casualidad que la persona de la cual estoy perdidamente enamorado está en una cama llorando porque su prima se va a separar del hombre al cual ama, del hombre al cual tiene miedo de empezar una relación porque sus padres no lo van aceptar.

-          ¿Qué dices tú? que no entiendo nada de lo que dices. – dije con cara de circunstancia.

-          Que estoy enamorado de ti tonta y que quiero que dejes de llorar por nosotros que ya lo arreglaremos ¿vale?

Me quedé muy quieta porque en ese momento entró mi madre a mi habitación, que por cierto Tomás tendría que ponerme una puerta nueva. Ella se quedó con los ojos abiertos como platos.

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A Tu lado estoy a salvoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora