Max a soportado bastante los últimos tres meses, nadie sabe lo que siente, nadie sabe lo que pasa por su cabeza, nadie sabe lo que pasa, ¿Acaso nadie puede poner ni siquiera un poco de atención?, ¿Nadie puede darse cuenta la tortura que es para el ir a la escuela?, al parecer solo su padre, Fred, quien por cierto solo era su padre adoptivo. Max tenía tantas cosas en su cabeza, entre tanta basura, entre tantos recuerdos dolorosos, entre tantas palabras dañadoras, entre tanta mierda, entre todo eso, estaba Margaret, una chica sencilla y complicada a la vez, una chica hermosa, que por alguna extraña razón hacia palpitar su corazón a ritmos acelerados, que en ocasiones eran tan Fuertes que el mismo se sorprendía, ¿por qué pasaba esto?, para el esto era extraño era el primer sentimiento bueno que tenía, en mucho tiempo, era algo agradable, pero Rob estaba en medio de todo esto, además de que era demasiado tímido para acercársele tan si quiera, Margaret no sabia de su existencia, hasta aquel día;
Un día normal para Max, un poco más intenso que de costumbre, ese día, Rob y los demás lo encontraron en los vestidores, lo golpearon con toallas mojadas, Max solo estaba en una esquina sujetando sus piernas con sus brazos, ocultando su cabeza, sintiendo de nuevo esa horrible desesperación, no gritaba, no hacía gestos, solo soportaba el dolor, solo pensaba en todas esas cosas que podría hacer con cada uno de esos chicos, comenzaba a tener pensamientos bastantes bizarros, e intentaba ignorarlos, el sabía que no era así, pensaba que nunca podría hacer nada. De repente los chicos pararon Max no sabia por qué, asomo su cabeza, estaba Margaret ahí, no sabia que pasaba, ella parecía muy enojada, parecía que era la única que no disfrutaba el sufrimiento de Max, al parecer Margaret escucho las risas y los golpes desde la puerta y decidió entrar, apenas la vio Max, y comenzó a gritar bastante enojada; -¿Qué demonios hacen idiotas?!, que carajos les pasa por la cabeza, tomó el brazo de Max, lo levanto y dijo; Miren como está su brazo, esos moretones son rojos!, no puede ser Rob, no son unos salvajes, pensé que eras diferente, Rob la tomo de el brazo cuando está se quería ir con Max, Margaret le dio una muy, muy fuerte cachetada y dijo ¡Terminamos!, Rob fue detrás de ella, pero no pudo hacer nada más, Margaret y Max se alejaron a otro lugar, y comenzaron a hablar; -Estas bien?, le pregunto, -S-si, creo, Max no podía hablar, era demasiado tímido, no sabia que ocurría, de nuevo esos latidos demasiado acelerados, comenzaron a hablar, Margaret se había convertido en la primer amiga de Max, Max era muy feliz en ese instante, todo iba muy bien, todo marcho bien, Margaret se dio cuenta de la pesadilla por la que pasaba Max. Al caminar de regreso Max iba bastante feliz, pero no duraría demasiado, sintió una mano en su hombro, era la mano de Rob, la cual hizo que girará, lo viera al rostro, y este le diera un gran golpe en la nariz, Max en el piso solo se puso en posición fetal, no sabia que hacer, llegaron los amigos de Rob comenzaron a patearlo en el suelo, lo dejaron bastante herido, apenas le quedaron fuerzas para regresar a casa, llega abre la puerta, su madre estaba ahí, mirándolo, y le dijo; -Deberías dejar de jugar futbol, esto sólo hizo que Max se diera cuenta una vez más que su madre es un asco de persona que ni siquiera conoce a su hijo, subió a su recámara, se recostó, y se quedó dormido. Otro día de sufrimiento, aún que este había sido especial, al fin conoció a Margaret, la chica de sus sueños.
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No pensé lo que hice...
Ficção AdolescenteMax es un chico marginado, su mejor amigo?, la soledad, nadie lo acompañaba en esos momentos de felicidad, los cuales por cierto ni siquiera existían, sus pensamientos algo bizarros y su mente un tanto trastornada era un chico con sentimientos bueno...