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No estuvo mucho tiempo en la banca, pronto se levantó al asimilar de que JungKook no regresaría. Pero seguía llorando como un niño pequeño al que le han quitado su juguete preferido. Está perdido, sin Kookie no es nada. Su corazón le dolía horriblemente, se sentía rechazado a pesar de nunca haberse declarado. Sólo pasaba por su mente que el pelinegro lo odiaba o que simplemente no lo querría volver a ver. Adiós a la sonrisa de conejo que le encantaba, a aquella risa que lo hacía temblar y a esas miradas que le dirigía cuando caminan juntos luego de clases.

Apenas llegó a casa fue lentamente a su habitación, arrastrando su mochila. Sus ojos ya se encontraban hinchados y le ardían de tanto llorar pero no podía parar, todas sus frustraciones y sueños rotos se transformaban en grandes cantidades de agua salada que se deslizaban por sus mejillas. Entró a su cuarto, cerrando la puerta para lanzar su mochila y acostarse en su cama, desahogandose en llanto.

A altas horas de la noche apenas pudo relajarse. Sólo se limitó a dormir, no tenía apetito, se sentía como un muerto viviente. El amor apesta en su más pura expresión, sobretodo cuando no es correspondido.

A la mañana siguiente llegó más tarde de lo habitual, ni siquiera quería ir a clases pero tenía que dejar una nota en el casillero de JungKook como lo hacía cada mañana. Deslizó la nota dentro del casillero luego de verificar que nadie estaba cerca para luego ir a su salón, cabizbajo. Estaba tan sumido en sus deprimidos pensamientos que no se fijó que había alguien frente a él y chocó.

— Lo siento... —. Murmuró, sin levantar la mirada. Pasó a su lado, con las manos en los bolsillos, pero no pudo seguir porque alguien le tomó el brazo. Apenas levantó la mirada, encontrándose con su mejor amigo. — Oh, eras tú.

— ¿Qué pasa, Jimin? —. El pelinaranjo maldijo internamente, no estaba de ánimos para sermones por parte de HoSeok. Pero tampoco podía mentirle, es su mejor amigo de todas formas y el único que sabe su amor por JungKook. Además necesitaba desahogarse.

— Acompañame.

Durante el camino ninguno de los mencionaba palabra alguna. Salieron al patio, atravesando este para dirigirse detrás de uno de los edificios de la escuela. Allí Jimin se sentó en el suelo, sin importar ensuciar su uniforme. Ya estaba derrumbado como para importarle esas cosas. HoSeok se sentó a su lado, prefiriendo saber de su mejor amigo que su uniforme escolar.

— Ahora dime que pasa. —. Le pidió con un tono agradable, aunque preocupado. Notaba los ojos del pelinaranjo acuosos y que estos reflejaban una profunda tristeza. — Hey, no me asustes, Jimin.

— JungKook recordó todo... —. Murmuró, tratando de contener las lágrimas. Su corazón estaba comprimido del dolor que sentía, manteniendo su mirada en un punto fijo. — Apenas recordó se fue. Yo... pude ver el miedo en sus ojos...

— Claro que tendría miedo, recordar de repente que se besó con un chico en una fiesta causa impresión. —. HoSeok no sabía precisamente qué hacer en estas situaciones, Jimin se veía tan débil que le daba deseos de mirarlo pero luego se arrepintió, tal vez pensaría que sería raro. — Pero no es el fin del mundo, Jimin. Le agradas tanto que de seguro lo dejará pasar y serán los mismos de siempre, ya veras.

— Va más allá de eso, HoSeok. —. El menor no pudo contenerse, las lágrimas una vez más se hicieron presentes, desahogando su dolor. —. A él l-le gusta alguien más...

En ese momento el mayor comprendió todo, así que ese el verdadero motivo. Suspiró, acercándose a su mejor amigo para acariciarle suavemente el cabello. Se sentía triste al ver a Jimin destrozado, a ese chico que siempre sonríe y nunca le afecta nada ahora estaba llorando por su amor secreto. Pero lo comprendía enormemente, porque si estuviera en su lugar y supiera que a TaeHyung le atrae alguien más estaría llorando a mares sin consuelo alguno.

Tu Admirador Secreto ; JiKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora