PROLOGO

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La lluvia golpeaba sin sentido, la ventanilla de auto de Alexander, un hombre joven que a sus 21 años tenía un futuro prometedor, siendo el heredero de una de las cadenas hoteleras más importantes del mundo, Black's hotelery, un joven brillante, con mucho que dar y descubrir.

Ese día Alexander se había despertado tan temprano, algo lo inquietaba, estaba atento, nervioso sin saber la razón aparente, algo dentro de el iba a cambiar su mundo iba a dar un vuelco por los sucesos de esa mañana.

Estaba perdido concentrado en la gotas que caían en la calle se dirigía a un café muy popular de la ciudad, donde había quedado de verse a desayunar con uno de los socios de su papá, sin saberlo Alexander esta en camino a su destino...

Llegó, bajo de prisa, para no mojar su traje más de lo necesario, camino despacio dentro del local y sacudió las poca gostas que resbalan por su ropa, el lugar es acogedor, pocas mesas bien distribuidas en todo el lugar, mantenleria Blanca impoluta, la iluminación era apropiada, grandes ventanales daban al lugar una apariencia de mayor espacio, el olor a café recién hecho, era agradable a las fosas nasales, camino seguro hacia donde el socio de su padre lo estaba esperando.

- Disculpe la tardanza señor Greisson, la lluvia esta imposible, presenta sus excusas con la mayor formalidad.

-Dime Caleb, Alexander te conozco desde que eres un niño, suelta con la mayor amabilidad para relajar el ambiente, Alexander a pesar de su juventud, poseía la seriedad de una persona de unos cuarenta y tantos.

- No podría, lo trató con el respeto que se merece, la camarera interrumpe la plática para tomar la orden de los caballeros allí sentados.

-Yo quiero un Biscoit de frutos secos y un café con crema sin Azúcar- espeta Alexader con la mayor eficiencia sin siquiera mirar a la muchacha, y para usted señor, digo Caleb. - Yo quiero un café expresó y una magdalena- la muchacha de retiro con los pedidos y la reunión continuo de manera favorable, sin contratiempos.

Todo transcurria con normalidad, charlaron, llegaron a un acuerdo y cerraron un trato que aseguraba unos cuantos millones a la cadena hotelera, se despidieron como viejos amigos, más sin embargo Alexander seguía teniendo esa sensación de que algo iba a suceder y no se equivocaba para nada.

Salió del café con deseos de caminar y despejarse, perdido en lo que estaba pensando, un ruido en el callejón le llamo la atención, se acercó a la fuente del sonido llevándose la sorpresa de su vida, allí urgando en la basura una chiquilla, de unos 13 o 14 años, cubierta de mugre, a leguas se veía, que hace mucho no sabía lo que era un baño, en las pocas zonas sin suciedad se podía apreciar su piel pálida, estaba despeinada, desnutrida, sus labios estaban resquebrajados, lo que no se esperaba esos ojos enormes y hermosos, de un gris perfecto con pintas azules, parecían niquelados, la criatura al percatarse de su presencia, estaba claramente asustada, comenzó a retroceder, hasta pegar su espalda a la pared, Alexander no tenía intención de asustarla sólo quería saber si se encontraba bien, se acerca con cautela y se agacha para estar un poco a su altura, los ruidos de su estómago se hacen presentes, sacando una media sonrisa, aunque en realidad, saber que ese pequeña esta pasando necesidades causaba congoja en su corazón, sin entender porque.

-¿Te encuentras bien? ¿tienes hambre? ¿dónde esta tu familia? ¿Cómo te llamas?, Yo soy Alexander no tengas miedo, pregunto extendiendo su mano hacia a ella, midiendo la reacción de la chiquilla.

Sky estaba en shock, ese hombre parecía un ángel rubio, era muy alto muchisimo más alto que ella, bueno muchas personas eran más altas que ella, era bastante baja de estatura, su sonrisa era cálida, y sus ojos infundaban paz, parecían el cielo, le hizo varias preguntas y ella no sabía que contestar, vivir en la calle no le hacía la persona más confiada del mundo claro esta.

-No tengas miedo, yo sólo quiero ayudarte. Trató de sonar lo más sereno posible, pero en su mente no cabía como esta pobre niña se encontraba en tales condiciones.

-Sky, mi nombre es Sky, dijo en un susurro a penas audible, bajo la mirada con pena.

-¿Tienes hambre Sky?, tomó la pequeña mano de ella y una sensación cálida se apoderó de ambos -Ven pequeña, vamos a comprarte algo de comer- ella no sabía, ni como ni porque algo le decía que podía confiar en el lo siguió hasta un café, donde el la hizo pasar, todo eran tan elegante, tan hermoso que ni en el más bonitos des sus sueños ella había pisado un lugar así.

En el café estaban renuentes, Alexander tuvo una acalorada discusión con el encargado del lugar, ya que no querían dejar entrar a la pequeña Sky con las fachas que cargaba, pese a todo Alexander la sentó en la mejor mesa del lugar, retiro su silla como todo un caballero, permitiendo que ella se sentará, una vez la camarera se acercó, pidió un poco de todo quien sabe hace cuanto tiempo la chiquilla no tenía una comida decente.

-¿Porque hace esto? ¿cuál es su nombre? ¿Porque me ayuda?, Sky tenía miles de dudas, era el primer gesto bondadoso que tenía en toda su vida, nunca nadie le había tendido una mano, ni la habían ayudado a pesar que desde los 9 años se encontraba viviendo en la calle.

-Alexander Black, es mi nombre, por que lo hago no tengo una respuesta, no me parece justo que una pequeña como tu urgue en la basura, sus palabras reflejaban total sinceridad cruzaba sus mano por encima de la mesa, como estudiandola. - ¿Dónde esta tu familia? ¿dónde vives?- el no tenía idea por que le interesaba tanto su bienestar, pero de algo estaba seguro el no iba a permitir que ella volviera a la calle.

-No tengo padres, ni casa, vivo es las calles desde hace mucho, no se preocupe por mi, estaré bien siempre lo estoy. La dejadez de sus palabras hicieron un agujero en el pecho de Alexander, como alguien de tan poca edad puede estar sin esperanza, la comida llegó y Sky devoraba todo a su paso, como si fuese la última comida de su vida, se disculpó con ella un momento para hacer un par de llamadas, su tía tenía un gran refugio para personas necesitadas y el estaba dispuesto a ayudar a Sky.

La comida estaba tan rica, nunca había probado nada así, lo devoraba con impaciencia, con temor a atragantarse, hacia mucho no comía algo que no proviniera de basura, ni se dio cuenta en que momento Alexander había regresado a la mesa, ni sabia hace cuánto la estaba observando, parecía un Ángel de la guarda.

-Sky, quiero proponerle algo, inmediatamente se tenso, sabía que nada era gratis en esta vida como pudo ser tan tonta, Al ver el miedo en sus ojos Alexander habló con rapidez, para no seguir asustandola - No te asustes no es lo que te imaginas, mi tía tiene un refugio, allí tendrás un techo, tus tres comidas, podrás asistir a la escuela y dejar las calles, ya no volverás a comer de la basura, todo esto correrá de mi parte ¿qué dices Sky aceptas?.

No podía creer lo que estaba oyendo, era increíble, será que si existe Dios, se acordó de mí, y me puso a este ángel Rubio para ayudarme. No tenía palabras, sin pensarlo sólo asenti con mi cabeza y me abalance sobre el para abrazarlo, no le importó que estaba sucia y maloliente, me correspondió, sólo podía llorar y ensuciar su costosa camisa, me percaté de eso y me separe al instante, un intenso rubor cubrió mi rostro.

-lo siento, por arruinar tu camisa. Baje mi rostro avergonzada, el me tomo por la barbilla y la levantó para verme directo a mis ojos.

Alexander sólo observando esos ojos niquelados se sentía agradecido, su corazón latía muy rápido y su estómago parecía tener un nido de colibrí.

-Sky, vamos a tu nueva vida.

Así Alexander llevo a la pequeña donde su tía, dándole la oportunidad de una nueva vida...

HOPELESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora