EL REENCUENTRO

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Alexander se encontraba incomodo, aún estando en el bar se mantenía intranquilo, fuera de ambiente, llevaba un par de tragos encima, sin explicación alguna quería salir de ahí, no prestaba atención, ni si quiera a la voluptuosa rubia que se encontraba a pocos pasos de él, estaba astiado, bastante confundido, se sentía vacío. Como si algo faltara para completarlo y lo peor es que sabía que el día siguiente sería una pesadilla, sólo saber que Samantha llegaría y tendría que estar a merced de sus caprichos, emnegrecia su humor de tal manera, que ahora mismo necesita descargar su ira.

Pagó su cuenta, se dirigió a la salida, nada tenía que hacer allí en ese sitio, tal vez caminar un rato lo despejaria un poco, camino a las afuera del Citrus, encendió un cigarrillo y le dio una honda calada, expulsó el humo mientras pensaba en su vacía existencia, si tan sólo todo fuese diferente, si la vida fuese tan cruel.

Camino largo rato hasta que dio con el café donde había llevado a la chiquilla mugrosa, rememoró sus ojos, sus gestos y esa manera desesperada de ingerir la comida, una sonrisa en esa noche oscura no le cayó mal, siguió su camino pero el ruido y los quejidos provenientes del callejón lo alertaron ¿qué estaba sucediendo? ¿qué ocurría allí? Quiso seguir su camino pero algo lo hizo detener su marcha.

-¿Qué tendrán las mujeres y ese callejón?- susurro más para si mismo, que para alguien más.

Lo que vio cuando se acercó lo dejó perplejo un hombre desgarraba la ropa de una mujer, estaba muy oscuro para observar el rostro de la infortunado, se llenó de rabia nadie en su sano juicio debería tocar a una mujer de una forma tan despreciable.

-¡Sueltala hijo de Puta! ¡Alejate de ella!- grito con ira desbordada al mismo tiempo que se abalanzaba sobre él, lo arrancó de encima de la muchacha golpeandolo hasta que el hombre no se movía. Se acercó a la muchacha, se encontraba ida en el suelo, no daba señal de movimiento, temió haber llegado demasiado tarde para ayudarla, estaba tirada al suelo muy magullada, su ropa hecha jirones, su desnudez se encontraba total y expuesta, la alzó en sun brazos, la muchacha al dar cuenta de que un hombre la estaba levantando comenzó a luchar de forma frenética por liberarse de su agarre.

-¡Tranquila! ¡tranquila! No pienso hacerte daño, sólo quiero sacerte de aquí y que te revise un doctor- tuvo que alzar la voz para que la muchacha dejará de moverse, aún así afianzó su agarra para evitar que ella se lastimase más.

Sky escucho esa voz se le hizo tan conocida, alzó su rostro en dirección al dueño de la voz, no lo podía creer, esto era un sueño allí cargandola estaba su ángel rubio, mirándola con congoja, visiblemente afectado por como ella se estaba sacudiendo.

Alexander se perdió en esos ojos niquelados, se le hacían familiares, el alma se le vino a los pies al ver los golpes de la mujer que se encontraba en sus brazos, uno de sus ojos estaba parcialmente cerrado debido a la inflamación, el labio estaba partido al centro, un horrible golpe ocupaba su mentón.

-¿Quién eres? Necesito llevarte a un doctor- musito preocupado del estado de la joven- ¿puedes caminar?- A Sky se le vino el alma a los pies, no sabía quien era ella, no la reconoció, muchos años han pasado, en realidad no tenía por que recordarla, era imposible que un hombre tan importante como el se acordará de la insignificante vagabunda que rescató en ese mismo callejón hace tanto tiempo.

Sky asintió con su cabeza, Alexander de forma rápida le tendió su sobretodo para cubrir su desnudez, se sintió avergonzado sin ser el momento no pudo evitar ver esas delicadas curvas y su muy blanca piel, eran angelical, estaba seguro que su toque era tal cual mota de algodón.

La llevo a la callé y la cargo todo el camino hasta donde estaba estacionado el carro de él, la depósito con cuidado en el asiento de copiloto y le abrocho el cinturón de seguridad, pocedio a montarse el cogiendo rumbo al hospital, estaba luchando porque la mujer no se durmiera, se encontraba muy marea y aturdida debido a los golpes, las intensas ganas de vomitar no la dejaban.

Llegaron a la emergencia del hospital, los atendieron rápido, la muchacha casi se desvaneció en los brazos de Alexander de inmedio despues que desalojaron el taxi.

Sky se sentía muy débil, todo se volvió negro. El esperaba paciente que todo saliera bien, lo que más quería era haber llegado a tiempo antes de que el mal nacido logrará su cometido. Pasaron minutos que parecieron horas, hasta que por fin el doctor salió a dar noticias.

-La señorita se encuentra bien, gracias a Dios llegó a tiempo y no fue abusada- Sin saber porque el alivio fue inmenso- fuese sido triste si el malechor conseguia su proposito - el doctor divagaba dando más información de la prevista, Alexander pensó en lo que pudo haber pasado y le dieron ganas de regresar al callejón y matar a ese hombre con sus propias manos. - Tiene varias contusiones en el rostro pero nada más grave, ahorita se encuentra con las autoridades dando declaraciones, en un par de horas será dada de alta.

Sky le relató a los policía lo sucedido, las lágrimas nunca la abandonaron, se sentía sucia, nunca había odiado su cuerpo, lo único que quería era salir de ahí, cuando le dieron el alta, no esperaba encontrar a nadie afuera, iba a esperar que amaneciera para irse a casa de Emma, odiaba que ella la tuviese que ver en ese estado. Su sorpresa fue mucha allí en la sala de espera estaba su ángel rubio con el ceño fruncido mirando la pantalla de su celular, el corazón de Sky latía muy rápido, a pesar de que el no la recordará a ella no le importaba.

Alexander se encontraba leyendo unos mensajes de Samantha diciéndole que fuera por ella al aeropuerto en la tarde, sin poder hacer nada gracias a su padre le respondió con un escueto "Ok" dando por finalizada la conversación, levantó la vista hacia el pasillo de donde salía la muchacha venía en su dirección, se puso de pie rápido para ir a su encuentro.

-No era necesario que me esperará, bastante hizo con defenderme y evitar que me abusaran- dijo nerviosa con la mirada perdida en la baldosa del piso.

-¿Cuál es su nombre?, Soy Alexander Black, un placer aún cuando las circunstancias no son gratas- Sky no pudo Evitar sonrojarse ante él, era muy apuesto, mucho más de lo que recordaba, ella titubeo sin estar segura de decirle que era la chiquilla mugrosa que sacó de la calle.

-Hope, mi nombre es Hope- ¿es una verdad a medias no? Ese no era su nombre si no su apellido.

-Esperanza... interesante, muy interesante- Alexander le pareció muy peculiar, eso era lo que el necesitaba en ese momento un poco de Hope, de esperanza. - ¿A donde irás?o mejor dicho ¿A donde te llevo?- se rasco la parte trasera de su cabeza alborotando un poco más su cabello, ya necesitaba un corte estaba más largo de lo habitual.

Sky se perdió en ese gesto, por un momento quiso ser ella la que tocaba su cabello, sacudió su cabeza alejando esos pensamientos absurdos -No se, No quiero llegar a casa y que mi madre me vea así, puedes dejarme aquí en lo que amanezca me iré a casa, no te preocupes.

-Imposible no pienso dejarte aquí y mucho menos después de lo que te paso- se mantuvo firme en su postura, no pensaba cambiar de opinión. -si quieres te puedo llevar a casa de una de tus amigas, pero aquí no te quedas- sonó más autoritario de lo que quería, pero tenía que mantenerse firme en eso.

-Esta bien llevamé a casa de una amiga- Sky comenzó a caminar en dirección a la salida, a sabiendas de que Alexander venía detrás de ella.

HOPELESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora