Abro los ojos lentamente. Tardo unos segundos en acostumbrarme a la intensa claridad de la luz del día. ¿Dónde estoy?¿Qué ha pasado? Intento hacer memoria. Ahora imágenes difusas llegan a mi mente. Me había perdido, lobos, corro escapando de ellos y todo se hace oscuro, pierdo la conciencia. ¿Ha sido un sueño? Me incorporo, un intenso dolor agujerea el interior de mi cabeza, en la región frontal. Toco mi frente, sangre seca se encuentra coagulada formando una gruesa costra. No, no ha sido un sueño, he debido haberme caído y quedado inconsciente. Lo que no sé es como he llegado hasta aquí, recuerdo que estaba muy desorientado y no sabía dónde me encontraba. Hago un esfuerzo para intentar acordarme de todos los detalles. Recuerdo que alguien me llevaba en brazos y que luego me depositaban en el suelo. ¡Sí, ahora lo recuerdo! Me trajeron hasta aquí, al campamento, yo creía que era el maestro pero entonces vi ese cuerpo desnudo alejándose.
Una enorme confusión comienza a apoderarse de mí, en este bosque no vivía nadie, el maestro me había dicho que nadie se adentraba en él. ¿Quién me ha traído hasta aquí? Miro en todas las direcciones intentando buscar una pista que me aclare algo. A unos metros en frente mía hallo los restos de un fuego. El que me rescató del bosque debió encender un fuego la noche anterior para evitar que pasase frío. Lo que no entiendo es porque se ha ido, podría haberse quedado y explicarme lo que sucedió.
Después de tomarme un rato reflexionando, decido dirigirme al río para lavarme y despojarme del olor a sudor y tierra que impregna mi cuerpo, así como los restos de sangre en mi cabeza. Hoy el río transporta gran cantidad de agua, quizás se deba a que con la llegada de la primavera la nieve acumulada en las montañas ha empezado a derretirse, haciendo que su caudal se incremente de forma notable. Me despojo de toda mi ropa y meto los pies en el agua, ¡está helada! Un intenso escalofrío recorre mi cuerpo desde las piernas hasta la coronilla, erizando mi fino y rubio bello corporal.
Creo que es mejor que me lance de golpe, si me introduzco lentamente notaré el frío de forma más intensa. Me meto un poco más en el agua y salto hacia la zona más profunda del río, produciendo un gran chapuzón me sumerjo hasta alcanzar el fondo. Asciendo a respirar unos segundos más tarde. Una vez dentro el frío desaparece posibilitando que pueda disfrutar del baño. Froto mi cuerpo liberándome de toda la suciedad y el mal olor que en él se encontraba acumulado. Después de unos minutos nadando decido salir. En la orilla contemplo mi reflejo en la superficie del agua, el golpe no había sido tan grave como esperaba, se trata simplemente de un corte poco profundo de unos 3 cm de longitud. Pensándolo bien, no debería haber sangrado tanto.
En el exterior recojo mi ropa y la examino. Decido que tengo que lavarla, está manchada de barro y tierra, y un fuerte olor procede de ella. Me dirijo a una gran piedra plana situada cerca del agua y me pongo a frotarla contra la superficie de la roca, mojándola previamente en la orilla. Tras limpiarla la cuelgo en las ramas de un árbol próximo, de tal manera que el sol incida sobre ella. Esperando mientras seca, me acuesto en las inmediaciones del río decidido a disfrutar del magnífico sol primaveral.
El día de ayer fue muy extraño, cada vez que pienso en él me siento confuso. No entiendo como la persona que me rescató se pudo ir sin decir nada, sin esperar a que despertase. Ahora que lo pienso, su cuerpo no estaba nada mal. Recreo la imagen de esa figura desnuda y musculada, con ese andar rápido y al mismo tiempo seductor en mi mente. Una sonrisa comienza a formarse en mi cara. ¡Mierda! ¿Por qué se habrá ido? Hacía tiempo que no veía un hombre así desnudo, con esa espalda fornida y curvada que continuaba ondeante hasta esos glúteos tan marcados . Con ese cuello ancho y carnoso esperando a ser besado. Me encantaría encontrarme entre esos brazos grandes y fuertes, y ser acariciado por esas manos recias...
Un gran rugido procedente de mi estómago me despierta de mi ensimismamiento. Creo que es hora de comer. Me levanto y comienzo a andar de forma costosa hasta el lugar en el que cuelgan mis prendas, pensar en ese cuerpo había hecho crecer algo en mi entrepierna. Difícilmente pongo mis pantalones, visto mi camiseta y me dirijo al refugio con la determinación de comer algo.
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Inmortal
FantasyUna noche un extraño ser sale de una tumba en un cementerio remoto. Desde entonces vaga por el mundo alimentándose de carne y sangre, atacando a multitud de víctimas, intentando saciar el hambre que lo posee. Un individuo peligroso pero con sentimie...