Don't tell him

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Carol soltó el libro de repente, murmurando maldiciones por lo bajo, Daryl la miraba con una sonrisa burlona en la cara.

-¿Estás bien?-preguntó Carol.

La mirada de Daryl reflejaba culpabilidad y remordimiento, se oscureció por un momento y comenzó a dar vueltas por las estanterías. La mujer mordió su labio recordando la afinidad que tenía con el chico.

-Me siento... Culpable por su muerte, maldición.-soltó después de unos minutos, maldiciendo.

Carol se removió incomoda en el sillón.

-Lo siento. ¿Hablaste con Beth?-preguntó tratando de ser cuidadosa-, salía con él.

-Sí... Es una, joder, no la culpo pero un simple "lastima" era suficiente.

Asintió imaginando la escena. Prefirió cambiar de tema, Daryl podía ser sensible y efusivo cuando quería, solo con ella claro. Eso era lo que le gustaba de él. Podía demostrar la amistad sincera, también el odio mas letal, era una gran e interesante mezcla.

-Hace unas horas hablé con Gabriela, la nueva, me dijeron que averiguara de su vida.

El ojiazul frunció los labios.

-No me da buena espina, ¿Sabes? Parece otra perra apro...-

-¡Daryl!-lo calló de un grito, frunciendo el ceño ganándose una mala mirada-. La pobre no es una amenaza, es mas, me da lastima. Me recuerda a... Olvídalo.

-¿Sophia? No encuentro parecido, lo siento.

Parecía ofendido, después de ese comentario salió de la biblioteca con un portazo, Carol suspiró con frustración. Movió la cabeza de un lado a otro tratando de relajarse un poco. Era demasiado exasperante, una mezcla, interesante y a la vez... Estresante.

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El chico castaño se acercó cuidadosamente a la celda en la que estaba Beth Greene, la rubia de ojos bonitos, como le decía Patrick para hacerle enojar. Sacudió sus manos con nerviosismo entrando con pasos cuidadosos y silenciosos.

Estaba de espaldas, inmóvil, carente de alguna emoción. Sintió lastima por ella, perder a alguien especial era difícil por muy fuerte que se sea. Él lo sabía muy bien, Shane -aunque intentara matar a su padre-, su madre: Lori, Amy, Sophia, Jim... Muchos para contar en una sola noche.

Y la duda era, ¿Como paso de ser un niño inocente a... Eso? Un témpano de hielo andante con mente de anciano, sin esperanzas. Bajó la mirada. Quizás eso era lo que Beth quería ver en él.

-Vete. Por favor, vete.-suspiró con dolor.

Carl se sonrojo un poco. Esperaba algo parecido a los cómics, él la acompañaba, ella lo notaba, se besaban y felices para siempre. Pero ya no existía eso. Antes lo hubiese deseado, ya no.

-¡Vete, Carl!-gritó con frustración golpeándolo con una almohada.

Pudo ver que sus ojos estaban bañados de lagrimas, ¿No que ella no lloraba? Su mente divago a lo que una vez le dijo su mamá: Llorar no significa que seas débil, llorar significa que llevas mucho tiempo siendo fuerte. Asintió sintiéndose rechazado.

-V-Vale... Yo... Lo siento, Beth.

Con una mirada de lastima salió de la celda. Quizás escuchar cuentos no estaría tan mal después de todo.

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La castaña de ojos chocolate se arregló el cabello en una coleta, había calor en la biblioteca, mejor dicho; en toda la prisión. Y lo decía en doble sentido, adultos hormonados, adolescentes hormonados, niños hormonados. Rodó los ojos, no era agradable ver coqueteos de un lado a otro.

Nunca fue superficial, mas de una vez la tacharon de homosexual, pero le gustaría encontrar a su "media naranja". Aunque prefería ser una naranja completa. El cuento que Carol fingía leerles ya se estaba volviendo aburrido. La mujer de cabello corto miró a los lados y luego sacó una caja. Tenía cuchillos afilados de todos los tamaños. Rodó los ojos al ver como los "enanos" los miraban con interés.

Antes era algo normal que estaba en la cocina, ahora le hacía un hueco en el estomago. La humanidad era una mierda, definitivamente.

No le prestó atención a la charla de Carol, su atención estaba puesta en el castaño que vio en las afueras de la prisión. Era Carl Grimes según Jay, un muchachita rechoncha. Enarcó una ceja mirándole con interés. Carol lo diviso y empalideció notablemente.

-No le digas a tu padre...

El chico salió rápidamente de la biblioteca, aturdido, y Gabriela aun divagaba con curiosidad sin prestar atención a la realidad.

Traumas {TWD, Carl y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora