Capítulo 1

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La cafetería El Forno era mi preferida. Cada mañana de verano iba para observar a toda la clase de gente que entraba. No podían faltar los niños con sus madres comprando el desayuno, que solía ser un cacaolat caliente con algún bizcocho, o los grupos de señoras que se reunían para hablar de los últimos rumores que corrían por el barrio, pero eso sí, que no faltase un buen cortado con un croissant o una caña de crema. Luego estaba la gente como yo, que se sentaba simplemente a desayunar y a observar. Todo aquel ambiente me inspiraba a crear. Estoy comiendo mi tarta favorita, la de zanahoria, cuando se oye un ruido en la puerta. Me sorprendo, una cara nueva aparece por la cafetería. Aparentaba tener unos 2 años menos que yo, que tenía 17. Llevaba una camiseta sin mangas de color verde y unos vaqueros bastante anchos. Parece perdido y confundido. Se sienta y coge el móvil. No paraba de mover la pierna. Yo solo me dedico a mirarlo, hasta que sus ojos se cruzaron con los míos. Está bastante lejos de mi mesa, apenas puedo ver bien su cara, pero sé que apartó la mirada, yo en cambio continúe mirándolo. Tenía que hablar con él. Me llamaba la atención, era algo extraño. Rápidamente se levanta y se dirige hacia la puerta. ¿Por qué se iba? ¡Acababa de llegar! Me levanto de la silla y le digo al camarero, Adam
— Aquí te dejo el dinero.
— ¡Aún no te has acabado la tarta! — Me dijo él. Yo solo lo miro haciendo una mueca con la cara, intentando expresar que estaba apurada. Adam y yo nos conocimos en esta cafetería, hace un año. En ese entonces él tenía 19 años, y este era su primer trabajo. Me acuerdo que el primer día cometió un montón de fallos y yo intenté calmarlo y a partir de ahí seguimos hablando.
El chico ya no estaba en la cafetería. Cojo mis cosas y salgo rápido. Sigo caminando y miro a todos lados para ver si lo lograba localizar, pero no estaba. Joder, lo he perdido, y a saber cuando lo volveré a ver. Noto un dedo que me toca la espalda, me giro y ahí está él.
— Y tú, ¿que coño quieres? Llevas todo el rato mirándome en la cafetería, y justamente sales al mismo tiempo que yo y parece que buscas a alguien. ¿Ese alguien soy yo?
— Si, eres tú.
— Pues aquí me tienes. Repito, ¿qué quieres?
— Encantada, me llamo Yaiza. — Le digo. Intento continuar pero me corta.
— ¿Y?
— Escúchame. Necesito ayuda para un proyecto de fotografía, ¡y tú encajas perfectamente! Sé que suena raro, pero de verdad, quiero que tú me ayudes.
— Ni siquiera te conozco.
— Pues nos conoceremos. — Se lo digo con una sonrisa burlona.
— No quiero.
Entonces recurro a mi última opción. Antes de salir de la cafetería, mientras lo observaba, él miraba fijamente y nervioso un sobre que estaba encima de la mesa. Se lo metió al bolsillo y cuando salió corriendo, se le cayó. Tuve la oportunidad de cogérselo. Tenía pensado leerlo en casa, pero usarlo en un momento como este me venía genial.
Levanto el sobre y le digo.
— No tengo ni puñetera idea de que hay aquí, pero parece importante. Si me ayudas, te lo devuelvo. — Le digo, mientras él se queda serio, sin hacer ningún gesto con la cara.
— Vale.
Bien, lo había conseguido. Ha caído en la "trampa".

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⏰ Última actualización: Jul 07, 2016 ⏰

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