Aquel jueves donde todo comenzó, Vic Fuentes perdió el tren que normalmente tomaba, el cual lo llevaba directo a la universidad. Decidió tomar otro y fue la mejor decisión de su vida, al menos eso se repetía cada jueves cuando sus ojos contemplaban con disimulo a aquel chico que se sentaba frente a él. Su tez era blanca como la nieve, su piel parecía de porcelana, su cabello era oscuro como la noche y tenía dos estrellas hermosas en sus ojos. Jamás había visto a alguien tan hermoso como aquel chico que veía en silencio cada jueves, en el mismo tren, el mismo vagón.
Y a pesar que tenía muchas calles que recorrer y llegaba tarde a la universidad, rechazaba el tren que iba directo, solo para ver al chico del diario que se sentaba frente a él.
Fin