Capitulo 8

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El sol azotó mi cara de manera instantánea, cegándome por unos breves minutos, el calor era muy fuerte y yo ahí con un vestido largo, cubierta completamente de pies a cabeza.

Que injusticia es tener que utilizar ropa abrigada todos los días, cuando en otros países no es así.

Después de una pequeña discusión de parte mía y de Samara para ver si dejábamos ir a Micail al colegio solo o con compañia, él apareció y dijo que prefería irse al colegio solo.

Nos despedimos de él de manera fría por causa de la discusión pero no pareció demostrar un gran interés en nuestro estado de ánimo, así que se fue casi corriendo para alejarse de nosotras.

Caminamos en silencio durante unos minutos hasta  que llegamos a la avenida principal llena de gente y de negocios, ahí se detuvo y me llamó.

- ¡¡¡Shadia!!!.

Me di la vuelta, estuve caminando rápido para dejarla atrás sin darme cuenta que ella no camina tan rápido. Me acerque a ella hasta quedar en frente suyo.

- ¿Que pasa?. Le digo sin emoción alguna. Tengo que admitirlo, no tengo muchas ganas de vender cosas.

- Hasta aquí llego, tengo que comprar las cosas para el almuerzo.

- Bueno, nos vemos. Le digo a modo despedida, dándome vuelta para seguir mi camino.

- Espera, espera, todavía tengo algo que decirte. Me dice con una sonrisa burlona al ver que yo había pensado que podría irme con sus preciosas galletas.

Suelto un bufido molesto al ver que todavía no puedo irme. Sinceramente yo me habría ido sin mirar atrás.

- Si pensaste que podrías irte sin prometer no comerte mis galletas, estabas muy equivocada. Ahora, jura que no mataras a mis hermosas galletas, solo podrás comer una o dos cuando termine el día y hayas llegado a casa, donde podre verificar la cantidad de galletas y darte una cierta cantidad. Me dice con un tono autoritario, con una cara solemne que a veces me gustaría borrar de sus facciones cuando no me deja comer sus preciosas galletas. Podría morirme si no me deja comer sus galletas.

- Yo, Shadia Britt Ali, juro solemnemente no comer las galletas de mi hermana Samara Britt Ali hasta el final del día bajo su supervisión y su aprobación. Le digo poniendo mi mano a la altura del corazón, para darle mas importancia a la promesa.

- Eso esta mucho mejor, ahora si te puedes despedir.

Una sonrisa infantil se formo en mi rostro cuando ella dijo eso, así que rápidamente le doy un beso en la mejilla y me voy casi corriendo con las bolsas y las canastas para buscar un lugar adecuado en el cual poder depositar mis cosas.

Lastima que para llegar a la plaza designada para las ventas tenga que pasar por una serie de callejones donde no pasa ni un alma en pena.

Cuando llego a la entrada de los callejones, me detengo y respiro profundamente. No es que le tenga miedo a los callejones oscuros pero no les tengo la suficiente confianza para andar como si nada estuviera pasando a mi alrededor.

Empecé a caminar, adentrándome en las sombras y el silencio me rodeó completamente.

Seguí caminando en la penumbra del lugar, con el presentimiento de que algo estaba mal. Miré a la izquierda y a la derecha rapidamente para asegurarme de que no había nadie cerca mío.

Sentí repentinamente la mirada penetrante de alguien a mis espaldas, aunque cuando me di la vuelta para verificar la posible presencia de una persona, pero no había nada.
En las sombras, vislumbró dos ojos brillantes mirándome, me acerqué lentamente a las sombras, mientras mi subconsciente me gritaba de no acercarme más de lo debido.

Deseada LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora