Querido atardecer;
desde aquí, mi lecho,
te pido perdón
por echar a correr.Te garantizo mi pena
resonante a las doce
arrastrando la cadena
que aquí en mi interior truena.Te concedo los aullidos
te brindo mis ladrillos
ya que a ti
te debo mis castillos.Y a bravo corazón
aun con tormenta
deshago mi caparazón
para vivir la guerra lenta.Saltaré el abismo
pudiendo llorar
decantaré mi cinismo
con tal de volverte a tocar.