Fraternidad Bangatan Boys ||BTS&TÚ||

Capítulo V

"Buena presentación"

***

Aceleré mi paso y me detuvé bajo la sombra de un hermoso árbol para recuperar aire. Saqué la pequeña y práctica botella de agua de mi bolsillo y la bebí de uno.

Amaba correr por las mañanas y contemplar el amanecer, así que aproveché de eso para darle un recorrido extra al resto del internado.

Entre los árboles, arbustos y cerezos se podía ver la acera y la reja que permitía el acceso a las fraternidades masculinas.

«¡Oh, Afrodita! ¡Cuanta tentación!»

No podía resistir más, las ganas de meterme en problemas estaba superando mi poca cordura.

«¡Regresa! Regresa antes de que cometas una estupidez estilo Clawford»

Guardé la pet de nuevo en mi bolsillo y empecé a trotar de nuevo hacia las fraternidades femeninas. Necesitaba darme una ducha y cambiarme para poder estar presentable en mi primer día de clases.

Hace tiempo había leído un libro en donde explicaba que lo más importante era estar presentable el primer día, para así seguir causando una buena impresión por el resto del año.

«Una cruda realidad»

Al llegar a la entrada abrí la reja y seguí trotando por la calle.

Odiaba esto.

Mi desquiciada fraternidad era una de las últimas. No me imaginaba estar en una emergencia y tener que recorrer 7 kilómetros a pié… Claramente terminaría muerta y con un retraso en mi registro.

Me detuvé en el pórtico de la casa más llamativa, toqué el timbre repetidas veces, hasta que un soñoliento y agotador "Ya voy" se escuchó del otro lado.

— ¡¿______?! ¡¿Qué haces despierta a estas horas?! Quiero decir... ¡¿QUÉ HACES AHÍ AFUERA?! — preguntó la pequeña pitufina.

— ¿Tú qué crees? — dije señalando mi atuendo deportivo —. La vida no es un libro, amiga.

— No entiendo — murmuró.

Reí por lo bajo. Jun podía ser una chica hermosa y algo vanidosa, pero cuando la veías por la mañana era como ver al mismo diablo.

— Oye, tu peinado es hermoso — señalé el nido de pájaros en su cabeza.

— Si, lo sé… — cerró la puerta detrás de mi y caminó hacia el sofá más cercano como prisionera.

— Que floja eres, Jun — reprimí una carcajada al ver como caía muerta en el sofá —. ¡Vamos! Son las 6:00 am, falta una hora para que las clases inicien, deberías alistarte.

— ¡Demonios! Nunca había visto a una chica nueva tan emocionada por su primer día — dijo riendo — Bueno, Nuri se parece un poco a ti... Aveces pienso que se escapa de noche, se divierte por ahí y al otro día amanece con un buen humor.

— Error, créeme que si así fuera, ella amanecería con un humor de los mil demonios — aseguré.

— Claro, como si tú supieras — dijo con burla.