Sin dolor no hay recompensa

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Su beso en la mejilla siempre será lo más dulce y al mismo tiempo lo más amargo del mundo, una muestra de afecto que es el eterno recordatorio de una soledad interminable.

Ethan vio como su hermana se alejaba medio saltando para entrar al colegio, le recordó a el, cuando iba, y podía, ir al colegio. Cuando los días eran buenos y la adultez se veía tan lejana, casi inexistente. 

Por el se habría quedado una vida observando a su hermana, pero tenia responsabilidades que acatar y si no se llevaban a cabo difícilmente aquella niña podría ser tan feliz y el estar vivo.

Sujeto su mochila con fuerza y comenzó a correr, quizá si tenia suerte el patrón estuviera de buen humor. Subió al bus que lo llevaba a la comuna "Limpe" a la periferia de la ciudad, la parada llegaba a unos edificios percudidos por el tiempo y el poco cuidado, la comuna en si se veía más oscura que el resto de la cuidad, siempre olía a basura y las voces ahogadas de las conversaciones se amplificaban por los edificios construidos de materiales tan duros. 

Debía de caminar por unos callejones que siempre se veían oscuros, pues los edificios eran muy altos además de estar unos pegados a otros que era difícil que la luz pudiera pasar entre esas estructuras de concreto, a pesar de ser los meses de verano pasar por aquellos lugares le helaba la sangre, una mezcla de frío con nerviosismo. Era un miedo latente, todos los días, ese miedo de no volver a casa. Entre dos grandes columnas de hormigón había una casa, parecía más un salón de eventos, porque en realidad lo era, grande de puertas metálicas y techo plano, por fuera siempre estaba rayado, lleno de grafitis y tags. Pasaba desapercibido entre todos los enormes edificios, pero lo que hacia que fuera tan importante era que en aquel lugar todos los días hombres, adolescentes y hasta niños se batían a duelos, muchas veces terminados en tragedias y que con el paso de los años se había vuelto uno de los lugares más iconicos de aquella ciudad del vicio.

Al llegar al recinto estaba más vacío que de costumbre, era Lunes en la mañana era de esperarse que no mucha gente asistiera a estas horas a las peleas clandestinas. 

Sin duda los Lunes eran los mejores, siempre en la mañana, normalmente solo limpiaba la sangre de los días anteriores, hacia cuentas de las apuestas y escribía las cartas de "permiso" legal para mantención del negocio, pues su letra era la mejor de todas de aquellos que trabajan ahí. Lo sabia, sabia que no era ni cerca un buen trabajo, pero era el único asegurado, luego de las peleas solía ayudar en la construcción, donde no se le pagaba tan mal, pero solo era hasta el fin del proyecto y si deseaba asociarse a una empresa o compañía debía de haber terminado al menos la educación básica y eso fue en su momento un lujo que no se pudo dar. Otra de sus opciones era tocar guitarra en las calles, tenia talento para la guitarra, pero ni con gracia divina podría mantener a su hermana con esa miseria, lo hacia de todos modos pero sin duda el trabajo que de verdad le estaba dando con que vivir era el centro de peleas. Solo debía mantener el silencio cuando se debía, no interferir en los combates, más allá de su trabajo pues también estaba encargado de que la gente no se matara, serle leal al patrón y mostrarse débil, a pesar de no serlo, para así nunca ser "invitado" a pelear.

Estos lugares eran muy diferentes a las peleas deportivas, no había un lugar seguro para luchar, la misma audiencia estaba expuesta a recibir un golpe si no tenia cuidado y las seguridad para los competidores era deplorable. Ethan quería ser músico o chef, pero la vida da vueltas extrañas y de algún modo termino limpiando la sangre de los que eran masacrados en el ring. Nunca le gusto nada de esto, lo encontraba bárbaro y estúpido, sin reglas, sin control, no le sorprendía que si los pillaran irían todos presos. Por esa misma razón seguía las ordenes del patrón al pie de la letra, si actuaba con cautela pronto saldría de esto, en donde se había metido siendo todavía un niño buscando una solución rápida a sus problemas, y podría por fin tener en un trabajo más "decente", estaba pensando seriamente la oferta de Dan sobre ser el jardinero del edificio, pues el al estar muy viejo no se sentía en condiciones como para seguir en ese puesto, se le pagaría bien y estaría en un ambiente cómodo, amigable y por sobre todo seguro, tanto para el como para Cory. Además de que hace ya algunas semanas estaba postulando para un puesto como camarero en un restaurante muy elegante cerca del colegio de Cory, que al ampliarse se veía en la necesidad de contratar más personal y por como iban las cosas tenia muchas chances de quedar, tan pronto le dieran el visto bueno abandonaría este lugar para siempre.

Los cuatro símbolos (sueños) 1: Los sueños de un niño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora