Mañana primaveral.
Una aurora brillante despejaba la confusa mente adormilada de Caroline.
Un largo y profundo bostezo se le escapo de la boca, mientras las difusas imágenes de lo que fue un sueño iban desvaneciendo velozmente.
Acaricio la áspera y gruesa manta que la resguardaba de las heladas noches de invierno y las cálidas noches de verano, Caroline era una niña friolenta, y se envolvió a ella mientras giraba sobre su costado, para terminar observando la pequeña ventana cuadrada en la parte alta de la pared. La vista que le proporcionaba no era muy amplia, pero estaba perfectamente ubicada para poder ver la torre " Del Sol ", la cual se caracterizaba por poseer un gigantesco reloj. La joven al no tener un despertador, o un reloj cualquiera, solía enterarse de la hora gracias a la torre.Eran las 8:47, Caroline dio un respingón por la desagradable sorpresa y salió de su estrecha cama de un salto, se coloco de puntillas alcanzo la ventana y la abrió, cerro los ojos cuando el aire fresco de la mañana impacto con su rostro y dejo que la brisa arrastrara los últimos pedazos de pereza que pudieron quedar en ella. Hizo su cama, no le costo demasiado por el pequeño tamaño que esta poseía, al igual que su dueña, y corrió por el delgado pasillo de su diminuto departamento hasta llegar a una puerta un metro más alta que ella, cuando iba a tocar la puerta esta se abrió con una ráfaga de viento. La adolescente se asomo lenta y silenciosa, para encontrarse con una cama de plaza y media completamente desecha, un joven adulto de largas piernas y piel bronceada como ella desparramado en la cama, con la ropa de la noche anterior puesta y diversos textos desordenados por toda la habitación.
Caroline sonrío al verlo, con una mezcla de dulzura y respeto, amaba alocadamente a su hermano, pero eso no la volvía menos obediente. El era el adulto en casa, por tanto el la cuidaba y lo hacia bastante bien, ella siempre mostraba su gratitud siendo una joven correcta y disciplinada, pero obviamente sin dejar de ser alegre, atrevida, aventurera y algo loca para las cosas que la apasionaban.
Caroline era feliz bajo la tutela de su hermano mayor.-Ethan.- Susurro la joven, asomando la cabeza por la puerta.- Ethan.
Al no haber respuesta entro en el dormitorio, teniendo cautela de no pisar ningún libro o cuaderno, y se acerco con pasos ligeros, sin hacer el menor ruido hasta la cama del ya crecido muchacho, de ahí acerco sus labios a la oreja de su hermano y tomo aire:
-¡Ethan!- El pobre chico dio un salto y cayo sonoramente al piso, al levantar la mirada Caroline se encontró con dos ojos abiertos de pánico.
-¿Porque?- La voz de Ethan salió media temblorosa y ligeramente angustiada, cosa que a Caroline la hizo reír- ¿Que te he hecho yo?
-Vas a llegar tarde al trabajo y yo a la escuela.- La muchacha sonrío colocando su rostro a escasos centímetros del rostro de su hermano.- Son las 8:45.
-¿Entonces que esperas?- Ethan se levanto a la velocidad de un rayo, sin antes darle un beso en la frente a Caroline.- Tu al baño y yo a la cocina.
-Como mande mi capitán.- La chica se puso la mano en la frente en forma de saludo militar y le devolvió el beso a su hermano en la mejilla, luego corrió al baño.
Ethan sonrío al verla marchar, se estiro haciendo que los huesos de su espalda crujieran, se paso las manos por el pelo y camino a la cocina. Siguió derecho por el pasillo y al llegar al final doblo a la derecha.
La cocina no era muy grande, nada en aquel minúsculo departamento era grande excepto el, Ethan estaba a solo 20 centímetros de medir 2 metros, era un joven flaco pero bien ejercitado, su trabajo lo requería, de tez bronceada y pelo castaño muy oscuro, tenia una bonita nariz, pequeña y respingaba, además de unos ojos grandes de color miel. Muchos decían que se parecía muchísimo a su hermana o mejor dicho su hermana se parecía muchísimo a el. Pero a pesar de su parentesco sus diferencias eran obvias, la pequeña estatura de Caroline, o Cory como el la solía llamar, y el gigantesco tamaño de el, el cabello lacio y largo de la chica versus el afro esponjoso que tenia Ethan en la cabeza, las femeninas formas del rostro de ella, con los muy masculinos rasgos de el, entre otros muchos.
Ambos eran alegres, aventureros, apasionados y algo orgullosos, idealistas pero conscientes de su realidad, amables pero desconfiados, optimistas pero no ingenuos. La vida que habían tenido los había formado bien, a golpes, miedo, desesperación y cierta ira comprimida en el fondo de los corazones de ambos, pero les había dejado claro sus metas, sus opiniones y sobre todo su carácter, a su corta edad ya eran imposibles de torcer.
O eso crean todos aquellos que los conocían...
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Los cuatro símbolos (sueños) 1: Los sueños de un niño.
FantasyHace ya un tiempo una fuerza mayor a cualquier otra defendió a nuestro mundo. Dividiéndose en cuatro este poder procuraba proteger al ignorante, al débil, al desconfiado y al intolerante. Para así algún día poder moldearlos y volverlos tan dignos c...