5.

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Quinto capítulo.

Narrador omnisciente.

El sonido de la gloria se reproducía muy alto en la mente en blanco de Sagitario (masculino). Se sentía orgulloso... y afortunado. Era una oportunidad ciertamente única, ese tipo de ofertas no suelen hacercelas a las personas comunes, a menos que tengan mucho talento.

Ya estaba listo... física y mentalmente. Miró por última vez su reflejo en el espejo, estaba vestido muy demandante, peinado como un malcriado de clase alta y solo un poco de maquillaje cubria su piel perfectamente imperfecta.

Sonrió al imaginarla a su madre, a su lado, tan orgullosa como suele estarlo en ocaciones asi, llorando y felicitándolo por ser capaz de cumplir un sueño como ese. Pero la realidad era que ella no estaba a su lado, así que se obligó a pensar en otra cosa.

Luego del corto viaje de veinte minutos, llegaron a la Mansión Z, donde los demas participantes eran reunidos para comenzar con el show. Luego y finalmente, ingresó a la propiedad, no sin antes pensar un poco como presentarse.

-Solo dime que tu nombre no es Sagitario.

Le sostuvo la mirada por unos segundos, esa chica estaba confundiendolo, y no solo con su rostro bonito. ¿Como se suponía que ella conocía su nombre?

-Eh... si, ese mismo belleza ¿Hubo algún problema con el papeleo?

-¿Qué? ¡No! Eh, ¿De que hablas? ¿El papeleo?

-Eso es justo lo que acabo de decir... ya sabes... mis documentos, y el contrato.

-¿De que hablas? ¿Por qué habría de tener un contrato tuyo? No, sabes, ya no hables, ¡Chicos, un nuevo crío acaba de llegar!

Sagitario fem POV:


-Bien, ¿Cuantas veces voy a tener que repetirlo?- Repliqué.

-No creo ni una sola palabra de lo que dices, pero en ningun momento nadie me creyó a mí, asi que vale, entra.

Respondió la chica en un tono conciliador, luego de que le explique por décima vez, que solo había llegado a esa mansión por el simple motivo de que me habian contratado de modelo, y seguía sin creerme.

Entonces, esa era justo la dirección de que la carta especificaba, al principio no me parecia posible. Pero la chequeé, una vez, dos veces, tres veces, no había error, era justo allí.

De todos modos, en caso de que hubiese un error en la dirección, no tenía manera de volver a casa. Necesitaba entrar si o si.

La chica se apartó a un lado de la puerta, y realizó una reverencia indicando que ingrese. Pronuncié un simple gracias a regañadientes, y exhausta como estaba, al mismo tiempo que ingresé, comencé a hablar.

-¿Tienes un telefono? El mio se averió.

-Que va, no es nada nuevo que los celulares no funcionen-. Repuso con indiferencia.

-No, eso es imposible, necesito volver a casa...pronto. Además ¿Qué no hay telefonos de linea fija, ordenadores, transmisores, nada?

-Ven, primero habla con Aries, el vino primero, podrá explicártelo todo.-Tomó mi mano con delicadeza y me condujo a la cocina, solo que frenó en seco y me miró por unos segundos. -Veo que traes unos bolsos muy pesados, supongo que deberías llevarlos a tu nueva habitación, despues de todo, estamos atrapados.

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