En el café de Alba

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Una vez adentro, ella aún no soltaba mi mano, pero eso no me molestaba. Al principio todos la quedaron mirando como idiotas, pero luego volvieron a sus asuntos. La golondrina estaba en su forma humana (todos allí lo estaban) con su cabello negro azulado y aros con plumas azul marino.

-Hola, Alba. ¿Cómo has estado?- le digo sonriendo mostrando mis colmillos, pero ella ya me conocía, así que ni se inmutó.

-Bien, gracias, Ren. Han sido días agotadores. Una familia de ardillas se mudó cerca de aquí y mis reservas de nueces están disminuyendo en picada. Pero dime, ¿Quién es esta señorita tan linda?- dice mostrando una sonrisa blanca como la nieve. El hada se sonrojó y bajó la mirada con una sonrisa tímida.

-Es...una amiga. La vi en el mercado humano hace un rato atrás.- digo por ella.

-¿Una Ancestral en el mercado humano? Una señorita no debería hacer las jugarretas que hacen los hombres como Ren.-dice Alba. El hada alza la vista indignada por el hecho de que la golondrina confundiera su especie.

-Disculpe, señora. Soy una hada madrina, yo solo cumplía con mi trabajo. He acompañado a...mi amigo solo por un rato, seguro mi ahijado se las arregla bien sólo por unos minutos.- dice ella con voz segura.

-Bueno, en fin.- digo cortando la incómoda situación.- Alba, ¿Me das dos tazas de té y una docena de galletas, por favor?

Alba asiente y se dirige a la cocina. Llevo al hada a una mesa y la ayudo a sentarse. Luego me siento yo frente a ella.

-Dime, preciosa ¿Cómo te llamas?- le digo sonriendo.

-Camelia...-dice sin mirarme. Tenía sus manos posadas delicadamente en la mesa, y su cabello tomado la hacía ver mayor y madura.

-Una hermosa flor para una hermosa hada. Soy Ren, es un placer.- le digo tomando su mano y besándola.

-¿Porqué me trajiste hasta aquí? No parece ser por algo serio.

-No hay motivo, sólo es por diversión y tener una nueva amiga. Pero por lo que hemos dicho somos amigos desde antes.

-Hubiera sonado insegura si hubiera dicho "conocido".- dice frunciendo el ceño.

-Claro.- digo sarcástico lanzando otra de mis sonrisas.-¿Sabes? No deberías ser hada madrina. Mal gastar tu magia por ellos es agotador, los Ancestrales lo aprendimos hace años. Es mejor jugarles malas pasadas.

-Gracias por el consejo, pero prefiero ayudarlos... pero no tienes por qué conocer la historia.-dice sonriendo tímida y tristemente. Entonces me puse serio, lo cual no pasa seguido.

-Claro que la sé...la conocí.- ella alzó la vista con el rostro iluminado y los ojos llorosos.- "Por la memoria de Flor de Avellano".

Ren: El zorro AncestralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora