Capítulo I

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"Surge"

‒Por el amor a Cristo, quieres dejar de comerte con la mirada al chico de la 02, es asqueroso y está con su novia‒ Digo dándole un golpe con la cadera a Ela.

‒Sólo porque seas una mojigata no quiere decir que todos lo seamos‒Responde organizando los bizcochos que recién había sacado del horno. No ha dejado de ver al hombre de esa mesa y me está poniendo nerviosa, hasta la compañía del tipo ha estado tirándole dardos con la mirada. Para acabar con la escena voy y les llevo la cuenta yo misma, pagan y se marchan tan rápido que siento que Ela me va a dar una bofetada por interrumpir su concurso de miradas calientes con el chico.

Ela es una verdadera belleza es más baja que yo, pero tiene un cuerpo tan envidiable, ojos grandes de muñeca color miel y lo peor de todo, su jodido cabello castaño claro largo y en ondas que va más allá de su cintura, siempre está perfecto incluso un día como hoy cuando estamos a punto de terminar nuestro turno. ¿Cómo demonios lo hace?

‒Lo que sea‒Respondo rodando los ojos, lo más dramático que puedo, mientras camino a lado de la puerta para poner el letrero de "Cerrado".

He estado trabajando para la señora Fernández. Michelle como me hace llamarla, desde que decidí darnos un mejor futuro. Su pastelería es una de las más reconocidas en este pueblo, por no decir, la única, teniendo en cuenta que es un pueblo bastante pequeño tanto en extensión como en habitantes. Es completamente hermoso este lugar, desde las vitrinas con miles de cupcakes, bizcochos, tartas, pasteles de diferentes sabores, tamaño, decoraciones, etcétera. Hasta el ambiente que tenemos durante la jornada.

Supongo que lo estamos haciendo bien, no nos ha faltado nada desde que nos mudamos ya hace seis meses, tenemos comida y un techo, es mucho en comparación con lo que teníamos anteriormente. Mis niños parecen totalmente felices aquí. Sam sigue creciendo como el ángel que es y Chris, digamos que tiene muchos más amigos que los que tenía en aquel lugar. Me atrevo a decir que está más feliz ahora, aunque con todas esas hormonas adolescentes viviendo de arriba abajo en su cuerpo lo ha hecho un poco reservado, pero a la final, lo está haciendo lo mejor que puede.

‒... y por eso vendrás a la oficina de mi hermano está tarde‒escucho a Ela decir mientras yo sigo perdida en mis pensamientos.

‒ ¿Perdón?- Ela me da una mirada, que dice sé-que‒no-has‒prestado‒atención‒a‒lo‒que‒he‒dicho y me da un empujón con su hombro.

‒Dije... hoy es la apertura de la tienda de tatuajes de mi hermano y tienes que acompañarme‒ Ela y su trauma por conseguir que salga de casa a parte para trabajar no tiene precio. Ruedo los ojos.

‒No lo creo, Sam ha estado con la señora Fernández desde esta mañana y no puedo simplemente irme porque quieres ir a ver a tu hermano‒ digo con un tono sugerente. ‒Además no he visto a mi niña desde temprano y sabes lo que odio eso‒

‒Dios, eres imposible mujer‒ su postura es de decepción total. Puede llegar a ser tan dramática. Levanto un lado de mi boca a modo de sonrisa.

‒Y tú eres tan amable‒mi voz sale como una pequeña burla.

‒Sólo quiero que salgas te distraigas, tus hermanos son prioridad. Lo sé, simplemente por un día no se desatará el infierno‒Trata de convencerme, pero es en vano.

Sabía a lo que me enfrentaba apenas encendí ese auto hace seis meses, no habría tiempo para citas, ni mierdas románticas, porque ningún chico en su sano juicio quería meterse con una chica con dos niños al mando, es decir, vamos el sólo pensamiento es ridículo, por amor a Dios.

RESURGIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora