Las sensaciones son impresión o emoción que producen un acontecimiento importante... y yo a lo largo de mi vida he experimentado varias sensaciones, sensaciones buenas y malas que siempre ignore o no me movieron lo suficiente. Creo que la sensación más rara que puede existir es cuando te gusta alguien, es maravilloso, pero a la vez tan insignificante.
Insignificante por el hecho de que solo una persona puede hacerte sentir eso y maravilloso, porque dentro de ti florecen distintas sensaciones que ni siquiera sabias que tenias. Como el famoso cliché conocido como "maripositas en tu panza".
Vaya mierda.
Me había dado cuenta que me gusta alguien después de la fiesta de san Juan, unos meses atrás. Cuando esa extraña sensación de hormigueo tomo lugar en mi estomago, era como si mil y un tipos de bacterias recorrían mi estomago. Enserio, por un momento, confundí esa sensación con ir al baño y hacer el numero 2, pero luego me di cuenta que solo era porque estaba vi a ese chico, caminando hacia mí con una sonrisa tan linda y sus ojos con un brillo tan único, que la realidad cayó como un balde de agua fría sobre mi persona: me gustaba ese chico.
Obviamente mi primera reacción fue: huir.
Muy madura, por cierto.
Pero, ¿Que querían que haga? ¿Que entable conversación con un perfecto desconocido? JA-MAS. Eso iba en contra de mis normas de supervivencia mundana. Mis amigas llaman eso de cobardía Jazmineana; yo lo llamo: Ser feliz.
Ya había escuchado tanto sobre el amor y los chicos que ya sabía lo suficiente. Los chicos solo eran lindos de lejos, una acercacion directa significaba algo más, que honestamente no me interesaba por el momento. Tanto que implemente una ley anti-chicos, en el cual solo crush eran permitidos, pero solo de lejos. No importara cuanto me guste mi crush, siempre seria eso y nada más que eso. Su contacto directo con mi personas estaba más que restringida.
-Y tu eres un maldito aborto de mono.-le dije a Jull, quien me miro ofendido.
-Ese insulto toco mi corazón.-fue la única respuesta de Jull con una sonrisa ladeada, como si fuera lo más divertido sacarme de mis casillas.- Vayámonos chicos, antes que la cosa se ponga fea.
-Más fea que vos, imposible. –respondí mirando hacia la barra. Todo le frió que anteriormente sentía se disipo al escuchar las estúpidas palabras de Jull, que era un completo imbécil. ¿Qué la tierra no podía ser generosa una vez conmigo y lo tragara a él y su horrible grupito?
Bien que querías darle a ese grupito.
-¿Dónde está mi bebida?-pregunte con rabia, ignorando a mi conciencia y el chico que atendía me sonrió. Señalo con su dedo los vasos, ahora llenos, que estaban en mi frente.- ¡Oh!-me sorprendí y le sonreí con la vergüenza carcomiéndome.- Muchas Gracias.
El chico solo asintió sonriendo y me dispuse a ir lo más rápido posible de ese lugar. Camine con cuidado, intentando no chocar con ningún borracho en el camino, para así evitar que las bebidas sean derribadas y me empapen de cerveza de paso.
Y como el mundo me odia, todo ese esfuerzo fue en vano.
Cuando estaba llegando a la entrada de la fiesta, un borracho empujo a su amigo, quien choco, con mucha fuerza por mí, derribándome. El chillido que solté se escucho por todo el local y sumándose a las maldiciones que se escaparon de mi boca.
Mire al chico con tanta rabia, que creo que si las miradas matase, ese hombre ya estaría más que enterrado.
-¡Mira lo que has hecho reverendo idiota!-grite.
-Lo siento.-intento disculparse, pero su aliento lleno de alcohol hizo que retrocediera un paso.
Conversar con borrachos no era mi habito favorito, irónico, ya que también bebía, pero no era eso lo que importaba, sino lo que sucedió después.
-Deja que yo resuelva esto Fred.-dijo un chico escondido en las sombras. Lo mire con rabia y el salió de la oscuridad. Admito que me quede muda.- La culpa fue mía. Debí haber prestado atención.-dijo tocando el hombro de su amigo de forma amistosa, luego se fijo en mi. Estaba más que muda en ese momento.- En verdad lo siento. Voy a recompensarte pagándote los dos tragos que derribe, si te parece bien.- No podía responder, sus ojos, su boca, su forma de hablar, su voz, su rostro, su camisa perfectamente planchada.... Absolutamente todo me dejo pasmada. Era demasiado lindo para ser real.
Mis palabras se quedaron atascadas en el fondo de mi garganta, no podía articular ni un simple monosílabo. No sabía lo que me había ocurrido en ese momento, pero estaba tan pasmada que incluso me olvide de cómo era caminar. Sus ojos de un miel tan claro con largas y espesas pestañas alrededor me tenían hipnotizada. Sus pómulos marcados y sus labios gruesos fueron tan perfectamente diseñados, que quería la receta de sus padres para tener un hijo así también.
Sabía que tenía cara de una depravada sexual y me tranquilice internamente. Ya era hora de parar de avergonzarme enfrente de chicos lindos y empezar a actuar.
Acomode mi vestido y apreté mas mi chaqueta, un aire frió acababa de infiltrase en medio de ella haciendo que mi piel se vuelva de gallina.
-Está bien.- dije y comencé a caminar, volviendo a mi actitud dura e intentando mantenerme inexpresiva hacia su hermosa cara.
Cuando volví a sentarme en el taburete del bar, el chico que atendía quedo un poco sorprendido.
-Sí que eres rápida.-dijo y lo mire seria. No era un buen chiste.
-Derribe su bebida.-comenta el chico a mi lado. El barman, sin rechinar, asintió y comenzó a hacer su trabajo.- No que sea muy relevante en este momento, pero me pareces muy familiar.
No lo mire, solo mire cualquier otra cosa, no quería volver a perderme en la inmensidad de sus ojos y parecer una estúpida. La verdad era que quería parecer lo más dura posible para ver si la sensación de inestabilidad se vaya de una vez con ese chico.
-Nunca te vi en mi vida.-le conteste corta.
-Pues yo creo que ya te vi.-vuelve a hablarme, intentando entablar una conversación con mi fabulosa persona.
-¿Sabes que?-empecé mirándolo e intentando que todo esto acabe de una vez, pero fue ahí cuando lo reconocí.
El chico era de mi antiguo instituto, mi primer crush.
...
En la actualidad...
-Jazz, por favor. Debes entender que el no hizo eso por gusto. -empezó Brad al verme caminar hasta la puerta de mi casa.- Jazz, háblame por favor.
Pare de caminar y lo mire de manera fría.
-No veo motivos por el cual hizo lo que hizo.-comente mirándole triste.- La verdad, ni me importa.
Lo empuje de mi frente y el no opuso resistencia, la verdad parecía más confundido que cualquier otra cosa.
Cuando gire el pomo de la puerta lo escuche llamarme por mi nombre completo y me detuve, no para conversar, sino para escuchar sus últimas palabras. Que ahora ya no eran música para mis oídos.
-Hizo eso porque le gustas.
Simplemente entre a mi casa.
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La nueva es rubia.
Humor-Mira suripanta horrorosa... si te metes conmigo te vas a arrepentir -amenacé, pero como el mundo me odia mi hermano comenzó a llorar. Claro eso te pasa por amenazarle-. Qué? Jake... Estás llorando? Mi hermano deja de llorar y me mira por un largo...