Ella entro a la habitacion con su largo vestido oscuro, algunos mechones que se escabullian de su alto y elegante recogido le tapaban sus hermosos ojos color miel.
Para el ella jamas se habia visto tan hermosa, lastima no poder ir a abrazarla, darle un beso y decirle que todo estaria bien. Sentir por ultima vez el calor de su cuerpo.
- es mi culpa- la escucho exclamar entre llantos desconsolados.
El corazon se le partia en dos, su amada ahora viviria en angustias sintiendose culpable por la supuesta muerte de quien ella habia conocido desde pequeña y de quien habia creido enamorarse hace tanto ya.
- no volveremos a vernos Edward- apollo lentamente su frente contra el sarcofago mientras se arrodillaba en el piso sin importarle que su caro vestido recien comprado se manchara - mi amor, mi vida, no me dejes por favor.
- Es lamentable- dijeron detras de el.
- callate no tienes idea de lo que dices- sentia furia, sus ojos se oscurecian y la impotencia lo hizo cerrar sus puños, sabiendo que no podria golpear a nadie- ella ahora esta sola, ya no tiene a nadie.
- y tu estas por tu cuenta- dijo apollando una mano en su hombro- debes dejarla ir. Por su culpa lo has perdido todo.
El ya no lo soporto mas, sus ojos se tornaron negros, un negro intenso, tanto que ya se volvia fuera de lo normal y casi sin darse cuenta ya sus manos estaban rodeando el cuello de su acompañante- callate!- observo su ultimo aliento se consumia intentando safarse de entre sus dedos- tu ni nadie volvera a hablar de ella jamas.