Doll House.

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El día por fin terminaba, aunque no es como si nosotros hiciésemos mucho, y con nosotros me refiero tanto a mi como a los demás muñecos de la tienda. El lugar en el que muchas piezas de plástico detallado descansaba se titulaba 'Doll house' siendo esta una tienda de fantasía para coleccionistas, gente particular y niños con padres adinerados que hacían pataleta por una pareja de muñecos totalmente diferentes a una Barbie, tanto en el diseño como el origen y sobre todo el precio. Por lo menos sé que no cuesto una miseria.

La chica que atendió el lugar esta vez se retiró con una expresión de agotamiento luego de revisar que ninguna pieza del inventario estuviese ausente y también de cerrar con llave la puerta de cristal. He visto muchos tipos de expresiones en los rostros que cada día entran y salen, la mayoría de los niños lo hacen o con los ojos hinchados de tanto patalear o con una enorme sonrisa, aunque claro, no falta el chiquillo que ingresa solo para comentarle a sus padres que algún día tendrá dinero suficiente como para comprar la tienda, el inventario y le sobraría para vivir en Dubai, aunque no sé dónde queda eso. Los humanos se complican demasiado.

Semanas atrás me animé a salir de la vitrina en la que soy exhibido por si alguien en particular deseaba pagar cerca de quinientos dólares por mí, y porque escucho mi pensamiento de narrador patético puedo afirmar que estoy sonando casi como una mujer. Casi porque me niego a admitirlo.
¿Por qué salgo? Puedo clavar mi atención en algún libro de la estantería, pese a que lógicamente me costaba un poco de trabajo llevarlo, sí, podía tomar uno de la caja de accesorios, pero como sabrán, los compradores buscan decoración con ellos, sin importar si realmente contienen algún tipo de texto además del típico 'once upon a time' que se dibuja en la portada para dar más realismo. Pues si bien puedo hacer eso, en una de mis búsquedas por un buen texto, logré ver algo sobre el mostrador, parecía que la joven de ese día olvidó una revista, y me dije a mí mismo que no sonaba tan mal, mas no contaba con que mis ojos encontraran desde allí algo mucho más interesante que una hoja llena de chismes sobre humanos que por obviedad no conocía.

Al otro lado de la tienda, sobre una entre tantas vitrinas, encontré una belleza, y no es por sonar vulgar, literalmente lo era porque sencillamente se trataba de una muñeca, igual que yo, igual que la mayoría allí. Sus cabellos azabache eran algo cortos, el plástico de su piel era tan blanco como el mío, y sorprendentemente compartíamos el mismo color de ojos, siendo estos de un tono grisáceo poco común. A muchos les gusta los colores vivos, creo.

Me excuse tras la palabra 'curiosidad' únicamente con el fin de acercarme para apreciar mejor sus delicadas y gélidas facciones. Estaba sonriendo, pero no era diferente del resto, sus ojos por más hermosos que se vieran al ser orbes únicos adornados por tan tupidas pestañas, seguían estando vacíos, carentes de todo.

Junto a ella se encontraban dos de mis amigos, Hanji y Erwin, el resto eran conocidos algo irritantes, pero igualmente válidos; entre ellos estaban Eren, Armin, Sasha, un muñeco raro con cara de caballo, que en mi opinión nadie en su sano juicio compraría, Petra, Historia, Ymir y Marco.
De cierta forma el tener una excusa más me hizo sentir un profundo alivio, mas me estaba arriesgando a las incesantes preguntas del grupo, en donde incluso la chica patata, llamada así por su accesorio más llamativo, resultaba excepcionalmente atractiva. ¿Por qué? Aquí todas son muy bellas, pero las mujeres que vienen a comprar son todas distintas, algunas espantosas. Según yo.

- ¡¿Levi?! ¡¿Eres tú?! - Como nunca me equivoco, ante mi aparición al parecer milagrosa, Hanji, la pieza con lentes más loca y espontánea de Doll House preguntó algo que me llevó a arrugar el entrecejo, si es que era posible hacerlo un poco más.

- Acabo de llegar y ya me molestas, cuatro ojos. - Conteste con un toque de estrés en mis palabras, lo que les confirmó a los presentes que se trataba de mí, aún siendo cada uno una figura sin gemelos en la tienda lo dudaron ¿tan extraño es verme aquí?
- Es bueno que salga de vez en cuando. - Comentó el castaño de ojos esmeralda con una de sus típicas y enormes sonrisas, pero yo como siempre tan detallista, no pude evitar pensar que el brillo de sus artificiales ojos no combinaba con una expresión tan sincera, bueno, más o menos.
Antes de poder decir otra palabra, la voz del caballo o como lo llaman, Jean, llegó a mis oídos con un par de palabras que me confundieron al punto de no saber como reaccionar y llevándome a agradecer al fabricante por mi dura expresión.

- Levi, usted es el único que no ha conocido a Mikasa, mi futura esposa. - El comentario causó la risa de los presentes, excluyendo a la chica de cabello azabache y por supuesto a mi, y esta vez no era producto de mi naturaleza, sólo parecía que además de llamarse 'Mikasa' el comentario no fue en lo más mínimo de su agrado.

- Ya quisieras tú, te apuesto a que se la llevan antes de que te dirija la palabra por si misma. - La respuesta del rubio fue aun más efectiva en cuanto a risas, tanta razón poseía aquel chiste que hasta la aludida formó nuevamente aquella sonrisa que había logrado ver desde lejos. Me siento extraño al saber que estoy pensando estupideces, estupideces impropias de mí.

- Déjenme, yo puedo presentarme sola. - ¡Dios! ¿quién? No sé, los humanos lo mencionan cuando están sorprendidos o sufren alguna notoria emoción, en mi caso, fue una explosión interna, provocada por su suave y tersa voz, cosa que creaba un delicioso balance entre su muy notorio carácter y su atractivo natural.

- Es un gusto, mocosa. - Contesté con algo parecido a una sonrisa, gesto correspondido por la chica y motivo de sorpresa para los otros, especialmente Hanji. Tomé entre mis manos la derecha de la chica y lleve sus dedos hasta mis fríos labios para dejar sobre ellos una muestra de respeto. Es bonita. Es válida. Y es la razón de mis ahora salidas diarias para encontrarme con el grupo, en el cual habían más personajes, pero por ahora no me interesa mencionarlos, puesto que las manos de Mikasa son mi centro de atención en este preciso instante.

PLASTIC HEARTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora