Deja de observarme

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- La ropa que venía contigo es muy distinta a la mía, Petra, la tuya se parece a la de las otras muñecas. -

- No te preocupes por eso, con o sin falda hay alguien que no para de observarte, Mikasa. -

-¿Eh?

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-Esta situación era ¿graciosa? ¿incomoda? ¿molesta? ¿tierna? los cuchillos grises que se se esforzaban por remarcar su presencia con ira profunda en el hermoso cuerpo plástico de la muñeca. Algo le dijo que saliera a dar un paseo antes de entrar para perder el tiempo nuevamente, sin embargo, le resultó molesto el decidir que quería silenciar a los ruidosos de la enorme casa de muñecas, puesto que se encontró con un manojo de sensaciones en su interior al ver que el rubio con cierto parecido a un cantante pop en la portada de otra revista para humanos le plantase un tierno beso en la frente a Mikasa, no tenía idea, pero no se trataba de celos, nunca tuvo esa clase de sentimiento putrefacto a excepción de su hermana isabel cuando le comentó que comenzaría a salir con un chico de por ahí.

Vio como la chica se acercaba estando a la defensiva pero sin demostrar miedo alguno, es decir, no había nada muy aterrador en esa tienda, ellos eran las muñecas caminantes, todo muy normal si no eres un humano. No se movió un centímetro, de hecho tenía unas ganas inmensas de reclamar algo que obviamente no entendía, mas se vería demasiado tonto.

- ¿Levi-san? ¿qué haces aquí? me asustaste. -

- No estabas asustada, mentirosa. -

- Sabes que sí, pero eso no contesta mi pregunta, además de tu mirada de demonio. -

- Es la misma mirada de todos los días, tonta. - 

Se cruzo de brazos sabiendo disimular bastante bien el hecho de que algo en su interior lo empezaba a torturar lentamente. Optó por pensar que se trataba de simple curiosidad acerca de la muestra cariñosa de Armin, pero esperaría a que ella se sintiese culpable y le confesara que estaba locamente enamorada del rubio para poder finalmente irse sin decir una sola palabra. Tendía a inventar una serie de sucesos o escenas sin sentido que saldrían en cualquier novela mexicana de esas que roban descaradamente el tiempo de muchas personas.

La mirada confundida de Mikasa intentaba averiguar que escondía el azabache, sin embargo no era una tarea fácil, si en algo eran muy parecidos era en su habilidad de mantener el mismo perfil ante cualquier situación. 

- Levi-san, estoy profundamente enamorada de Armin, lo lamento. -

La miró a los ojos cegado por la ira que de apoco llenaba su ser, por lo tanto no encontró una pizca de inseguridad o cualquier otra señal que le dijera que estaba mintiendo, pero no esperaba que realmente se lo dijera, porque muy adentro sabía que era estúpido y no lo quería aceptar. Ahora se sentía lastimado, no entendía nada aun, y antes de poder siquiera moverse ella soló una risilla traviesa. 

- ¿Eso querías que dijera? eso parecía Levi-san. -

- No es así, sabía que mentías. -

- Tú lo sabes todo ¿verdad? -

- No todo. -

- Hasta mañana, Levi-san -

La chica se retiró luego de eso con una sonrisa interna, ella no sentía nada por el azabache, pero de alguna manera la gustaba la idea de que se sintiese celoso porque alguien más la besara aunque se tratase nada más de su frente. Le gustaría ver más. Era muy tierno, quizás demasiado para poder disimularlo, y ese pequeño enojo le tocó lo que fuese que simulara un corazón hasta hacerla llorar en silencio. Se sintió tonta. Estaba siendo tonta.

Cuando se conocieron, literalmente, no querían socializar, a él no le interesaba y ella se molestó que le llamara a Eren "mocoso". Todos reían alegremente y se divertían en comunidad, bueno la mayoría, puesto que ambos pelinegros se encontraban en silencio mirando cada uno a un distinto punto fijo. Por un instante Levi sintió curiosidad y se dedicó a observarla, detallando su perfil entero, de pies a cabeza, y ella, al sentirse observada conectó su mirada con la ajena para quedar sorpendida con el hecho de que no le molestaba en nada la mirada del muñeco, o al menos no se sintió tan incomodo como pensaba que sería. 

No hubo necesidad de decir algo, simplemente ambos se levantaron sin alejar su mirada del otro y caminaron de la mano hasta encontrarse al otro lado de la tienda, en donde todo era silencio, paz y tranquilidad. Algo que adoraba Mikasa era la decoración de la tienda, era maravillosa para ella, pero también quería salir a ver que más había, quizás un día le preguntaría a Levi si la llevaría a conocer lo que era el mundo en su totalidad.

- Te llevaré -

- ¿Cómo lo supiste? -

- Yo sé muchas cosas, pero con esa mirada cualquiera se da cuenta, sobre todo cuando esa persona ha tenido la misma mirada alguna vez.-

- Ya veo. -

Y así volvieron a sepultarse mutuamente en silencio, cada uno con sus propios pensamientos, disfrutando de la compañía y de la calidez de una mano ajena. A la noche siguiente, sin saber muy bien por qué, la chica regresó a ese mismo lugar, y esperó una eternidad, hasta que el llegó, y desde ahí ese punto de encuentro fue especial, diferente, tan único y en calma, tan cerrado y sin palabras, tan lleno de odio y de sueños. Era un secreto solamente suyo.

Al igual que ella, Levi regresó a su lugar cuando el reloj marcó la 1:30 AM ingresó en su división cristalina y se dedicó a dormitar mientras analizaba lo sucedido momentos atrás. Era tan impropio de él actuar de esa manera que sintió ganas de golpearse contra el vidrió, aunque no tenía sentido, no dolería en lo absoluto. 

Y de esa manera amaneció, con un par de corazones sincronizados en personajes con el mundo patas arriba en la cabeza. 

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"Según ellas, soy muy afortunada






Disculpen las pocas personas que leen por la tardanza, trataré de actualizar con más puntualidad, gracias por esperar.



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