Gumball x Darwin (Gumwin) 1

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Parecía un día común en Elmore... Tan común como podía ser que el mundo estubiera a punto de acabarse. Porque, claro, ésta situación ya había sido presentada antes; todos estaban por completo alarmados... Todos excepto los Watterson. Como había de esperarse.


En Nicole y Richard parecía que el tiempo no tenía efecto, se veían tan bien y felices como hace 5 años, cuando Anais tenía 7 años, la edad en que se supone que un niño pierde parte de su encanto infantil, pero ella aún lo conservaba como en el primer día. Cuando Darwin a sus 10 años apenas cruzaba esa línea que separaba lo que fue de lo que sería el resto de su vida. Y cuando Gumball a sus 12 años era un chico tan lindo, aunque inpopular, que creia que el amor de su vida era aquella bonita chica llamada Penny, sin saber que la persona que en realidad lo haria el más feliz del mundo había estado a su lado desde el principio...


Anais, ahora tenia 12 años, al igual que Gumball a esa edad, creía que la persona indicada era alguien que estaba lejos de serlo, que, aún peor, era el indicado para su hermano: su hermanastro, Darwin. Aunque Nicole y Richard ya no estaban tan convencidos de eso, al contrario, podian jurar que ella rogaba porque Gumball abriera los ojos.


Darwin, ahora de 15 años. Se veia tan bien, su piel morena habia adquerido un color que daba una armonia perfecta con su cabello naranja, que además habia dejado crecer. La sudadera negra de su infancia ahora le lucia a la medida y sus ojos grises no eran la excepción, todo se combinaba tan maravillosamente en ese precioso ser. Eso sin mencionarlo dentro del agua, porque su cola de sirena podia soltar destellos que brillaban como oro, y en combinación con el brillo puro del agua... Era simplemente hermoso.


Y Gumball no se puede quedar atrás. A sus 17 años, la cualidad de ser bien parecido, al igual que con Darwin, el tiempo se encargó de resaltarla. Su cabello ya era tan sedoso, fino y suave que bien podria compararse con el de un gato. Los ojos verdes cuando capturaban la luz del sol daban un brillo azul al que nadie seria capaz de resistirse si se disponian a seducirlo... Pero nunca fueron usados para ese propósito.


Asi pues, volviendo al dia mencionado al comienzo de este relato, seria tan fácil, común, y por algunos, esperado el hecho de decir que Darwin está saliendo con una chica de baja estatura, ojos azules como el mar y cabello blanco como la espuma que las olas desprenden al encontrarse con la arena del limite de la playa. Y que Gumball está felizmente comprometido con una hermosa jóven de la estatura de Darwin, la piel tan clara que pareciera que el sol nunca la habia tocado, pero con un toque naranja que contradijera la suposición anterior, los ojos claros con tono entre ámbar y gris, y el cabello de un castaño tan oscuro que de no ser por lo bien que se vería bajo el sol, podría jurarse que sería negro.


Pero nada de eso sucedía, jamás conocieron a dichas chicas perfectas, y de haberlo hecho, tal vez no las hubieran considerado las mejores opciones. No después de darse cuenta de quien es su verdadero dueño.


La obsesión de Gumball por Penny resultó ser la manera de intentar callar que en el fondo siempre ha amado a Darwin.


Y en cuanto a Darwin, ¿Qué podria decirse? El desde siempre supo que ama a Gumball.


El destino quiso que esos sentimientos salieran a la luz, justo ahora, justo hoy en el "Destino final de Elmore", y así suceden...


Darwin camina sin rumbo, con las manos en los bolsillos y la vista baja. No le importa que la ciudad esta en caos. Solo quiere ver a Gumball una vez más. ¿Porque tuvo que irse a un internado? Cumplidos los 12 años de Darwin, y de Gumball 14, era el momento predestinado, el preciso, a esa edad debían declararse y amarse como los adolescentes que eran, vivir en los brazos del otro, beber sus lágrimas, alimentarse con besos, respirar suspiros... ¿Porque no se quedó a su lado? En realidad lo sabía, es porque él NECESITA esa educación... De hecho, no prestó atención cuando Nicole y Richard le explicaron bien la situación. Se sintió (y aún se siente) tan deprimido, tan triste, como si ser feliz ahora fuera la tarea más difícil.


Las lágrimas empiezan a salir de sus ojos, las retira con un fuerte parpadeo y se cubre con el antebrazo, tal vez para limpiar su rostro, o solo quiere desaparecer del mundo que ya se estaba destruyendo desde aquel adiós.


Su hombro se encontró con el de otra persona, desviando su camino


- Lo siento, yo no... - Darwin comenzó a hablar, pero jamás terminó, por dos razones: la primera, el llanto se apoderó de su garganta, y segunda, la persona a su lado no lo permitió


- Yo lo siento. Me perdí tu procedimiento para ser tan hermoso


- ¡¿Qué?! - Darwin levantó la mirada, con un gesto con una parte de indignación y otra de sorpresa, pero fue reemplazada en seguida por una de alegría insuperable. Y no tuvo tiempo de respirar si quiera, pues se arrojó a abrazarlo, un abrazo mucho mejor que todos los que se dieron antes.


Cualquier pregunta sobraría, todos los comentarios ya son predecibles, ¿Porque decir algo ahora? Cuando ya no importa lo que no dijeron, y lo que dirán vale más la pena demostrarlo


Separándose del abrazo, Darwin lo mira a los ojos. Gumball, sin temor o algo similar, lo toma de la cintura y se acerca a él, se detiene con sus labios a menos de un centímetro de distancia


- ¿Qué haces?


- Te pido esta pieza, pero tu decide si quieres bailar


Darwin sonríe, no entiende como ese chico pudo convertirse en lo que es ahora, ni de donde sacó esas frases...

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