La alarma del despertador suena por quinta vez en la mañana, abro los ojos y miro el reloj, son las 8 de la mañana, que bueno que es sábado. Espera, ayer fue domingo entonces hoy es.. LUNES! Corro hacia el baño y mientras me lavo los dientes con una mano, con la otra me lavo la cara y me aplico un poco de bálsamo labial. Corro a la cocina para servirme desayuno y lo primero que veo es a mi Oma* sentada en la mesa de centro tejiendo una bufanda con una gran sonrisa en la cara, obviamente está riéndose de mi desesperación por que sabe que voy a llegar tarde a clases.
Sin perder la vista de su bufanda dice:
-Beatrice te intenté despertar varias veces esta mañana, donde dos veces me dijiste que era sábado, una que había un incendio en la casa de los vecinos y la otra que al auto se le pinchó un neumático, cuando sabes que no tenemos auto, así que conmigo no te enojes.
La miro, le sonrío y corro a buscar mi café. Tomo mi mochila con desesperación y estoy a punto de salir de mi casa cuando escucho desde la cocina
-Beatrice, no puedes ir vestida así. Miro hacia abajo y me doy cuenta que sigo en pijama. Corro hacia mi habitación y me pongo lo primero que encuentro, unos jeans y una polera blanca. Me coloco mi converse negras y salgo corriendo de la casa.
Al mirar la hora en el celular me doy cuenta que voy 30 minutos tarde. Aún así no puedo faltar, tengo historia contemporánea y la profesora es imposible con los alumnos, se que lo más probable es que me humille frente a todos, pero esta es una clase que es muy difícil y es casi imposible de aprobar si faltas a cualquier clase.
Antes de todo, déjenme presentarme...
Mi nombre es Beatrice y siendo honesta, mi nombre nunca me ha gustado. Aún recuerdo cuando tenía 8 años y mis compañeros me cantaban "Beatrice, Beatrice tiene un moco en la nariz." Sin embargo, decidí mantener el nombre por la respuesta me daba mi mamá, la que cada vez que llegaba llorando a mi casa me abrazaba y me susurraba al oído:
-Beatrice, te puse ese nombre por que para tenerte, al igual que Dante, pasamos por el infierno junto a tu Oma.
Si, mi santa madre tiene una opinión un tanto feminista y cree que un hombre no es necesario para tener un bebé, así que decidió que una inseminación artificial podía ser una buena opción para formar la familia que ella quería. Lamentablemente, el embarazo fue un infierno y le trajo muchos problemas de salud así que decidió que 1 hijo era suficiente, así que, solo estoy yo. Mi familia, en general, es demasiado inteligente, tanto mi abuelo como mi abuela fueron profesores en la Universidad de Madrid en Historia y mi madre es experta en mitología. Vengo de una familia de académicos, decisión por la cual decidí estudiar Historia. En realidad, decidí estudiar eso solo para hacer feliz a mi difunto abuelo, la única figura paterna que he tenido alguna vez en mi vida. El murió en invierno del año pasado por un accidente de tránsito, donde resbaló sobre la nieve y chocó la famosa Torre de la pólvora, fue una importante noticia en ese entonces. Aún recuerdo la expresión de mi Oma cuando se enteró de lo sucedido, nunca antes había visto tanto dolor en sus ojos. Incluso ahora, cuando cree que nadie la ve, se rinde y muestra esa mirada. Mi mamá tampoco estuvo mucho mejor, pero tenía que ser fuerte e intentar salir adelante por la familia que quedaba.
En mi crianza, siempre me alentaron a seguir mis sueños y cuando dudaba de mis capacidades me decían que no pensara así, que quizás solo no era mi fuerte. Quizás por esta razón nunca me he destacado en nada, no es que me vaya mal pero siempre obtengo la nota del promedio. Me auto-considero una chica del montón, que sigue masas y que aprecia la importancia de distintas materias solo que no adora a alguna en particular.
Llego corriendo al salón y apenas entro siento los ojos de alguien en mi, empiezo a mirar a mirar a mis compañeros para ver si mi sensación es válida, pero mis ojos se cruzan con los de mi profesora, Darina, que me mira con satisfacción, probablemente feliz de poder insultar y humillar a alguien recién empezando la semana.
-Miren quien quizo venir a la clase de hoy, Beatrice pasa adelante por favor.- ordena. Con la mejillas sonrojadas y mirando al suelo me acerco donde está ella. -Bueno Beatrice, debería reprobarte por tu impuntualidad, pero por que me encuentro de buen humor y quiero empezar bien la semana, tendrás que solo hacer un ensayo de 5000 palabras sobre las costumbres rusas en la guerra fría, lo espero el miércoles antes de las cinco de la tarde en mi oficina, si no estarás automáticamente reprobada de esta clase.
La miro con cara de desesperación y después de esperar una respuesta por su parte(que nunca llega) muevo la cabeza afirmando, me arrastro hacia el puesto vacío más cercano y empiezo tomar notas de la clase, después de 50 minutos la clase termina y me dirijo hacia la salida.
Al salir alguien me empuja y luego me abraza, huele a rosas frescas e inmediatamente sé quién es
-Danka no puedo respirar, me estás ahogando.
De un momento a otro me suelta y puedo ver bien a mi amiga. Su altura de 1,80 sobresale entre las demás personas junto con su llamativo pelo azul que combina a la perfección con sus ojos. Veo que está usando unas botas altas verdes y una falda corta con calcetines ultra largos que en ninguna otra persona se verían bien que no sea ella. Me mira con cara de tristeza y dice -Si quieres entro a la sala y le pego en la cabeza a la bruja.
La miro, sonrío y le respondo -No, por que si no tu también reprobarás, aunque no estoy segura si te importe por que solo tomaste historia contemporánea para no dejarme sola, no se por que no elegiste arte o teatro, que van más contigo y tu carrera- Me mira, con una mirada de reproche y dice
-Ya hablamos de esto mi pequeña amiga, vamos a tomarnos un café.
Sin pensarlo 2 veces, la acompaño a la cafetería más cercana y pido una magdalena de chocolate. Me siento en la mesa y Danka va al baño mientras yo espero el pedido. Para pasar el tiempo tomo mi celular empiezo a bajar por twitter, pero de repente vuelvo a sentir esa sensación de ser observada por alguien, levanto la mirada y al escanear la cafetería veo a un muchacho de unos 25 años observándome fijamente, está llevando una camisa negra y unos jeans, tiene el pelo castaño oscuro y unos grandes ojos color miel, intento desviar mi mirada pero sus ojos me desafían a seguir mirándolo, cuando estoy por levantarme e ir a su mesa para preguntarle que le pasa, Danka agita una bolsa frente a mi cara -Te estaban llamando desde hace más de 10 minutos, estuvieron a punto de botar tu preciada magdalena y mi adorado café- Cuando vuelvo la mirada al lugar donde estaba el muchacho, está vacío.
Olvidándome de mi amiga y mi comida salgo de la cafetería e intento ver por donde se fue, empiezo a caminar por las distintas calles con desesperación por que se que tiene algo importante que decirme, no se cómo, solo lo sé. Pasan varios minutos y me rindo por lo que decido volver a la cafetería. Unos segundos después, siento que tiran de mi brazo y me mueven rápidamente hasta quedar apoyada frente a una pared. Al levantar la mirada vuelvo a encontrarme con esos ojos fascinantes que vi antes y este muchacho desconocido me mira y sonríe
-Me estabas buscando, Beatrice?
*Abuela en Alemán
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Nota del Autor:
Espero que les haya gustado y quiero subir un capítulo nuevo lo antes posible. Si tienen cualquier duda/sugerencia pueden dejarlo en los comentarios, les deseo lo mejor en todo y que estén bien!
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Valentina
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Prague
RomantizmSiempre me he pregunté que será vivir en un lugar donde no me sienta como parte del montón si no como algo más, donde sienta que realmente encajo y que las relaciones que tengo y vivo día a día fuesen tan fáciles y sencillas como un libro. No es qu...