El comienzo

250 9 1
                                    



-Lo has vuelto a hacer- David me miró como con ganas de matarme, pero de esa forma que tiene que hace que sienta miedo por mi alma- sabes muy bien que lo odio...

-Yo no he hecho nada- me reí abiertamente, sabía muy bien a que se refería, pero también sabía que hacerme el loco lo pondría más de los nervios y eso me encantaba-si ese payaso se ha ido así no es por mi culpa.

-Que no qué?- suspiro exasperado, ya no podía más- Has hecho que ese culturista, el tío más duro y cabrón del campus se fuera llorando como una nena. Podrías evitar usar esa odiosa habilidad tuya para manipular y destrozar la mente de las personas?

Estaba siendo tan divertido que decidí seguir

-Soy estudiante de psicología, tengo que practicar lo que aprendo.

Se le empezaba a inflar la vena de la frente

-No me vengas con esas eres así desde que nos conocemos, siempre igual, y lo peor es que disfrutas con ello

Era totalmente cierto, disfrutaba analizando a la gente y manipulándola luego, si, suena perturbador, pero todos tenemos nuestro lado oscuro, además, a él también le gustaba mi habilidad, solo que en ciertas ocasiones.

-No te quejabas la otra noche cuando salimos y convencí a las gemelas de la barra para venir al piso verdad?

Puso cara de circunstancia

-Ahí tienes razón.

David era demasiado bueno, casi siempre demasiado para su bien, pero desde que vivimos juntos y estamos lejos del control paterno está bastante mejor. A diferencia de mí, él nunca tuvo problemas para ligar, es guapo, moreno y con unos ojos claros que no dejan a nadie indiferente, siempre fue deportista y estaba en forma, ahora está igual, pero más fuerte y más alto, siempre lo odie por ser más alto que yo siendo más joven. Y que decir de mi... siempre fui un vago redomado por lo cual repetí varias veces, lo cual me afectaba bastante, pero a partir de bachiller empecé a centrarme un poco más solo por la imperiosa necesidad de irme de casa; también por esa época empecé a entrenar en el equipo de natación y a ir al gimnasio, lo que mejoró notablemente mi forma física y mi atractivo. Total que éramos dos tíos jóvenes, atractivos que estaban sacando su carrera y viviendo una vida de lo más plena sin relaciones y sin ataduras.

-Anda bonachón- le dije riendo- Vamos a casa que hoy te toca hacer la cena.

Nos fuimos de la cafetería de la universidad; andando hacia casa, mientras bromeábamos con nuestras tonterías de siempre, vi refilón un panfleto que rezaba: fiesta máxima de la hermandad omega, si de verdad sois alguien estaréis.

-TIOOOOOOOO! Tenemos que ir sí o sí. No puedes negarte.

-aaiiins- suspiré- Está bien- yo consideraba que el afán que los tíos de esa "hermandad" por parecerse a los americanos era ridícula y que montaban esas fiestas por ganar popularidad, pero bueno, sus fiestas siempre estaban llenas de tías buenas así que valía la pena ir.

-Genial! Y por favor, no provoques una pelea como la última vez o no nos dejaran volver a ir a sus fiestas, de acuerdo?

-No te prometo nada- sonreí y me largué corriendo mientras él se quedaba parado con cara de circunstancia, me encantaba hacerle eso.


La realidad no es lo que crees verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora