Cuando uno dice que espera que algo no salga peor de lo que esta... Déjenme decirle que saldrá peor de lo que ya está. No lo digo por el simple hecho de no haber podido llegar a tiempo a mi primera hora de clases, ni tampoco por no haberme dejado entrar y explicarle porque fue que tarde en llegar; si no porque después de todo eso me resigne en sentarme en una banca que estaba afuera en la parte de atrás del patio. Cuando estaba tranquila escuchando música en mi teléfono alguien detrás mío grito algo que no alcance a entender y justo cuando estaba volteando a ver, algo impacto en mi rostro haciendo que tronara mi nariz y que toda la cara me ardiera como el demonio.
¿-Maldita sea que más me puede pasar hoy?- grite frustrada cuando alguien me hablo y vi al estúpido chico que me golpeo. -¡Dios Mío! ¡Perdóname!, en serio no tuve pulso y no vi hacia donde lo lance-. Yo casi no le pude prestar atención, no solo porque me dolía demasiado la cabeza, sino también porque el chico estaba demasiado guapo como para hacerle caso. Al ver que yo no respondía nada se puso incómodo y me volvió a hablar -¿Te sientes bien? ¿Quieres ir a la enfermería?-. Seguía sin responder a lo que el volvió a decir. – ¡Carajo! Ven te llevare a la enfermería-. Agarro mi mano y me llevo casi a rastras con él.
Ya en la enfermería la señora de cómo unos cuarenta años me dio un medicamento para el dolor de cabeza y un pedazo de algodón con alcohol para que me lo pusiera en la nariz, según ella para que dejara de sangrar. Cuando salí de allí me encontré al idiota que me golpeo y esta vez no tarde en responderle – ¡Qué demonios te pasa! ¿No puedes ver a donde maldita sea lanzas las pelotas-? Sus ojos se abrieron demasiado como para ver el lindo color de estos. –Lo siento enserio no quise lastimarte estaba jugando con mis amigos y no te vi, perdóname, por favor.- Al carajo él no tenía la culpa que me estuviera yendo mal en mi primer día de escuela.
Pero te golpeo estúpida y perdiste otra hora de clases.
-Está bien, descuida sé que no lo hiciste a propósito, solo hazme un favor y dime en donde encuentro la clase de.- Agarre la hoja que me habían dado en secretaría y noté que me tocaba historia ¡Genial! Que se note el sarcasmo.-Historia, no sé dónde está-. Su frente se arrugo pensativo y me dijo. –Dios, no me digas que eres nueva y que ya te di tu bienvenida-. Solo asentí y él me dijo –Pues vamos te diré dónde está, resulta que a mí también me toca esa clase y ni te pregunto en que año estas porque se nota que estas en último-. Hijo de su... madre me dijo que me miraba vieja. Pensé.
Llegamos al salón justo al toque de timbre, le informó al profesor que yo era nueva, así que lo mando a sentarse... un momento estuve con él todo este tiempo y no sé cuál es su nombre. ¡Pero si soy estúpida!
-Buenos días estudiantes, quiero que me pongan atención un momento-. Dijo el profesor poniéndome una mano en el hombro. –Como pueden darse cuenta hay alguien nuevo en nuestro salón así que la dejare presentarse-. Un momento el acababa de decir que yo ¿tenía que presentarme? Adelante dijo el muy simpático profesor. –Bu- buenos días mi- mi nombre es Camila Collins-. Seguían callados ¿qué más querían que dijera? El profesor hizo un gruñido y me dijo muy despacito –di de dónde eres y gracias-. ¿Si él sabía que decir porque no me presento él? –Vengo de Australia, más bien de Sídney gracias-. -Bien hecho Camila, toma asiento a la par de Jack allí te sentaras a partir de hoy-. Dirigí mi mirada a mis nuevos compañeros y note que el único lugar vacío, era a la par del chico que me golpeo, así que se llamaba Jack.
Después de que la clase termino, Jack me llevo directo a la cafetería, otra vez a rastras y la excusa era que si queríamos tener comida decente, teníamos que llegar pronto. Pero creo que el plan de mi nuevo amigo no se pudo cumplir porque ya habían demasiados estudiantes. El maldijo por lo bajo.
–Lo siento Camila pero tendremos que conformarnos con jugo de manzana o la comida mierda que sabe a... ya sabes que-. –Tranquilo ya estoy acostumbrada a eso.- él no me creo pero igual sonrió.
-Vamos iremos a buscar a mi mejor amiga, louisa. Yo solo asentí y seguimos caminando. Al llegar a una mesa se encontraba una chica muy guapa, piel blanca cabello casi tirando a anaranjado y con pecas, como dije, muy guapa.
-¡Al fin llegas bruto!- se quejó esta. –Lo siento louisa pero he tenido una mañana bastante jodida, te presento a Camila, le di muy mal la bienvenida a clases.- sonrió rascándose el cuello.-No me digas que te golpeo con algo.- Dijo entre cejas. –Con una pelota, no te imaginas el dolor que sentí, ¿cómo supiste?- Le dije. –Así nos hicimos mejores amigos.- Me comento con una sonrisa de oreja a oreja.
Al parecer mi día estaba mejorando...
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No me Enamoraré
Teen FictionMi nombre es Camila, Camila Collins vivo en Sídney, o allí vivía hace poco. Lo peor de no ser mayor de edad, es no poder tomar claro esta, o en mi caso, no poder tomar mis propias decisiones, tanto que mi vida cambiaría drásticamente...