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Dejándome caer en una silla, permanecí un tiempo sumido en la meditación. Ni que decir que mis reflexiones distaban de ser consoladoras. Mil vagas y lacrimosas fantasías se posesionaban de mi alma, y la idea del suicidio llegó a cruzar por mi mente. Desde ese momento mi vida cayó atrapada en manos de mi mente.

SUICIDIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora