Capítulo 2: Aquel extraño.

107 12 1
                                    

Reo suspiraba bajo con cada una de las caricias de Kuroko, su cuerpo adolorido pedía a gritos ser atendido por su amado peli celeste, su única medicina.

—Quiero hacerte tanto el amor... pero...

—Tu cuerpo no está en condiciones, Reo–kun —Kuroko besó la parte posterior de su cuello con ternura.

—A veces quisiera que me obligaras a hacértelo.

—Sabes bien que nunca haría eso —Kuroko tomó con delicadeza la mano de Reo y la besó con devoción—. Te amo demasiado. Mi amor no me permite hacer algo tan ruin.

Reo mordió la almohada, no podía, no debía, pero su corazón se aceleraba anormalmente. Kuroko era más que su medicina para pasar el rato, era su ángel. Era suyo completamente.

—Tetsu–chan —se colocó boca arriba y con sus brazos aprisionó el cuerpo delgado de su amante—, no estés con otro hombre. No le des a nadie más estas palabras.

—Esto y más es tuyo. Mi cuerpo, mi corazón y mi alma, todo yo te pertenece, Reo–kun.

Reo mordió la clavícula de Kuroko, saboreó su piel, la succionó, mientras escuchaba los suaves suspiros de su amado. Tetsuya era su todo, su razón para seguir sobreviviendo día a día.

—Vamos a dormir —susurró Kuroko contra su oído—. Debes descansar.

—Pero quiero besarte y mimarte mucho.

—Yo también quiero hacerlo pero —sus ojos se apagaron al recordar que no podía quedarse allí el tiempo que quisiera— sabes que mañana debo regresar. No puedo dejar a mamá sola.

Sus manos fueron inconscientemente a su cabeza, su cuerpo tembló. Tenía miedo, miedo a ese hombre que le había jurado una vida feliz después de la trágica muerte de sus padres, miedo a ese infierno que día a día crecía dentro de su casa.

Pero debía soportarlo, por aquella mujer que quería como a una madre, por él mismo. No podía permitir que su madre soportara todas esas bajezas que ese hombre gritaba y juraba que iba a hacer si no acataban su estilo de vida, sus exigencias y caprichos.

Sintió los labios de Reo depositar besos en toda la extensión de su rostro, retirando aquellas manos que se lo impedían en el proceso. Se recostó a un lado de Kuroko y lo envolvió entre sus brazos, el mismo peli azul buscaba ese refugio que eran los brazos de su amante hasta que el sueño, oportuno, lo arrastró a la dulce inconsciencia.

Reo tardó mucho más en dormir, divagaba perezosamente en sus recuerdos sobre Kuroko. Su mente solo estaba concentrada en él, en como lo conoció, parecía un gatito asustado y golpeado. Lo cuidó por dos días enteros hasta que su cuerpecito pudo desechar el dolor. Nijimura lo había regañado hasta el cansancio para que buscara a los padres de Tetsuya pero él no lo hizo, Kuroko se lo prohibió.

El pequeño Kuroko no era consciente del lugar en donde estaba, ni del trabajo de Reo. Él calló por mucho tiempo por temor a que Kuroko se alejara, aunque sabía que era lo mejor. Tetsu era solo un niño, una criaturita inocente a sus ojos, él no debía saber la clase de hombre que Reo era.

Pero lo supo.

Era un chico listo, solo era cuestión de tiempo para que lo supiera. Recordó la sensación de su cuerpo, su estómago acalambrado, sus manos sudorosas y esa creciente desesperación que se alojaba en su pecho. Aun así su cabeza le decía "esto es lo correcto".

—Solo tengo tres yen —dijo su, para ese entonces, pequeño amigo— pero, ¿podrías quererme a mí también?

Y lloró. Lloró como hacia tanto no lloraba. Lo había abrazado y besado con tanta desesperación que creyó que los labios de Tetsu se iban a desgastar.

I Don't Deserve You [Kuroko No Basket/Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora