Capítulo 16: Algo del pasado, algo del presente.

37 6 2
                                    

El enamorarse de Hanamiya Makoto fue el peor error que Reo cometió. Quizás fue muy ingenuo, muy ciego, se dejó engatusar por la falsa dulzura de aquel hombre. Él era un chico pobre, sus padres habían muerto y nadie se ocupó de él, salvo por una anciana a la que tuvieron que internar en una clínica debido a su avanzada edad. No tenía a nadie.

Makoto se aprovechó de eso, de su soledad e ingenuidad. Le había hecho creer que lo amaba y que iban a vivir juntos pero no fue así.

El primer desconocido que entró a aquella descuidada habitación había pagado una gran cantidad para estar con él, era un fajo de billetes muy grande pero para Makoto no era suficiente. El hombre le dijo que debía soportarlo, que si lo amaba como decía hacerlo debía abrirse para todo aquel que entrase allí.

Reo sintió asco, dolor, pero amaba a Makoto y por él era capaz de soportarlo. Que idiota había sido, si tan solo se hubiera dado cuenta que Makoto no lo amaba se habría ahorrado tanto sufrimiento.

La última vez que lo vio con vida fue el peor de sus recuerdos. Llevaba una maleta llena de billetes, según él era lo que Reo valía.

—¡Makoto, no me dejes! —lloró aferrado a su pierna—. ¡No puedes dejarme aquí!

Makoto lo golpeó con su puño, mandándolo al suelo.

—Reo, ¿en serio eres tan tonto? ¡Solo te usé! —exclamó burlón—. Solo sirves para abrirte de piernas tan rápido como una puta, así que te estoy dejando donde perteneces.

—N–No... yo no soy...

El hombre de cejas pobladas lo sostuvo de la mandíbula, enterrando sus dedos dolorosamente en las mejillas de Reo.

—Claro que eres una puta, Reo. ¿Quién se enamoraría de una puta como tú?

Lo arrojó al suelo y se fue. No volvió a saber de él hasta que vio las noticias, al parecer se había metido en un negocio turbio y lo habían asesinado como pago. A Reo no le importó, ya nada le importaba. Una escoria como él no merecía ni una lágrima suya.

Para su sorpresa, la vida en el burdel no era tan mala. Nijimura era bueno con él, los otros chicos lo trataban con amabilidad y tenía una habitación propia. Quizás era más de lo que en su vida tuvo y, por más desagradable que fuera, se había acostumbrado a su trabajo. Pensó que su vida seguiría así, tan monótona pero a la vez tranquila (en lo que cabía decir esa palabra).

Nunca se imaginó que la llegada de Kuroko a su vida lo trastocara tanto, solo bastaron unos días para que su convicción de no volverse a enamorar cambiara. Quizás fue su fragilidad, la condición muy parecida a la suya o esos bonitos sentimientos que le profesaba.

Trató de convencerse de no sentir nada por el pequeño peli celeste, lo intentó tantas veces pero no pudo. Y quizás era un suertudo porque Tetsuya le correspondía, lo amaba tanto como para importarle poco los golpes de su padre o sus amenazas. Lo amaba tanto como para quedarse a su lado aun sabiendo que Reo era un prostituto, aun sabiendo que su relación probablemente no tenía un futuro.

Ahora, ¿a dónde había ido a parar ese amor?

Reo observaba la taza vacía frente a él, ya había acabado su té pero se había sumergido tanto en sus recuerdos que no se permitió ponerse de pie y devolver la taza al fregadero.

—Te noto pensativo —la voz de Nijimura hizo que elevara su mirada a donde estaba. El hombre se sentó frente a él, lo observó con esos ojos fríos que poseía—. Deberías estar descansando —Reo volvió a agachar su cabeza al recordar la razón por la que no podía estar tranquilo—. Reo...

—Tetsu–chan esta embrazado.

—Oh. Debo felicitarte, entonces...

Reo negó, su corazón dolía por la cruel realidad.

I Don't Deserve You [Kuroko No Basket/Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora