Guerra mental.

Tocar fondo.

Ahora de verdad no puedo más, no sólo me siento mal, estoy cansada de todo esto, ya me harté de hacer como que estoy bien siempre, de fingir, de mostrarle una sonrisa a la gente para que no hagan preguntas, ya me cansé de la angustia, lloraré y dejaré de molestar a todo el mundo, no saldré más de mi pieza, sólo me quedaré aquí, no comeré más, no... De nuevo, comenzó la angustia, ya no quiero más, no puedo, como la vida no lo entiende, si Dios existe y nos ama a todos por qué me hace esto, cómo puede permitir que esto le ocurra a una persona, cómo.
_____.
Esa noche me quedé dormida ahogada en mis lágrimas y cuando desperté mi papá me abrazaba, fuerte y permanecía conmigo, como lo extraño, como extraño que todo sea como antes, pero soy tan orgullosa que no puedo decírselo, me ha lastimado mucho, esto no me hace bien, tengo que hablar con él.
Desperté y aún estaba ahí, lo desperté también comencé a acariciarle el pelo.

-Hija, despertaste, me alegro, ayer llegué y te encontré durmiendo, por lo que noté te quedaste dormida llorando, yo.. Lamento mucho que estés pasando por esto, en serio, me gustaría ayudarte pero no te presionaré, hablaremos cuando tú quieras hablar, te apoyaré en todo lo que necesites.

-Papá, no sabes cuánto tiempo llevo esperando esas palabras, perdón por todas las cosas horribles que te dije, lo lamento mucho, en serio, gracias por tu apoyo.

Fue la conversación más linda que hayamos tenido, nunca antes habíamos sido tan sinceros el uno con el otro, me sentía bien, no lo podía creer, me sentía bien, llevaba tiempo sin sentirme así y me gusta, me gusta bastante.