Ella olía a menta y mentiras cuando yo olía a alcohol, las peleas resultaban en lágrimas y estas a su vez terminaban en rupturas, las rupturas en reconciliaciones y éstas en sexo.
Hasta que fue demasiado para mí y una noche decidí que sería nuestra última noche, estábamos tratando de hacer el amor como locos pero no fue más que sexo. Un poco irónico, ¿No? Darse cuenta de que el máximo contacto entre dos cuerpos sólo me rebelaba lo lejos que estábamos el uno del otro en realidad.