CAPITULO 1

54 4 1
                                    



Estaba sentada sobre la pequeña baranda de metal, mirando las luces de la ciudad, acompañada por mi fría cerveza, y nada más que soledad continúa.

Cerré los ojos y salte, aterrizando sobre el pasto húmedo, había saltado un metro y medio, quedando así tirada en la grama, la cerveza que traía quedo hecha pedazos sobre el suelo. Probablemente, me rompí una pierna por el fuerte impacto, pero lo mejor de todo, es que no sentía una pizca de dolor.

Todo estaba en la cabeza, en mi caso, el corazón.

Me quite el saco que me triplicaba la talla y trate de arroparme lo mejor que pude para evitar el frío de la noche. No se que estoy haciendo, pero las estrellas están más lindas esta noche; mire hacia el cielo con la esperanza de que quien quiera que esté justo arriba, escuchara mis peticiones.

Estaba sentada sobre el frio pasto viendo al frente el gran risco, en donde un mal movimiento terminaría en otra historia.

El viento estaba frío y se tiraba sobre mi pelo, logrando así, una gran montaña de nudos, pero no me importaba en lo absoluto, nada en este momento si fuera sincera.

Lágrimas silenciosas caían sobre mis frías y rojas mejillas, mis brazos también lloraban, pero ellos lo hacían de una manera diferente. Ellos lloraban de un color diferente, un color rojo.

Me preguntaba internamente, que pasaría mañana.

¿Alguien me encontraría?

Si me encontrarán viva o muerta.

¿Dónde estás?

Necesitó salir ya de esta oscuridad, sólo oigo gritos en mi cabeza, me tienen como loca, trató de hablar pero sólo sale una pequeña parte de lo que trató de decir, una voz ronca se apodera de mí.

Y vuelvo a rogar.

Me duele.

No más por favor, basta de sufrir, basta de todo, sólo dolerá unos minutos más. Un sacrificio más y descansaré en paz, por siempre. Pero no puedo alejar el ardor que siento dentro de mí.

***

Un ruido fuerte tenía mi cabeza a mil.

Pronto pude identificar que eran duras gotas caer por la ventana. Fui abriendo los ojos poco a poco, y una luz cegadora me recibió haciendo que mis ojos se acostumbraban a aquella.

Mire en el lugar en el que estaba y definitivamente la ventana estaba llena de gotas que pegaban duro contra aquella, haciendo que esta estuviera empañada y causando aquel ruido que tanto me encanta oír.

Pronto pude identificar más la habitación y las personas que las rodeaban, el cielo estaba oscuro y estas dormidas. Poco a poco fue que pude sentir de nuevo mi cuerpo y que mi cerebro reaccionara.

Me di cuenta que mis manos estaban atadas como un nudo irrompible a unas manos mucho más fuertes y grandes que las mías, las dos manos estaban empapadas por unas lágrimas calientes y una cabeza agachada soltando pequeños sollozos.

No podía reconocer a la persona aún, pero es curioso como mis manos se sentían cálidas junto a las de él.

El me daba un calor muy hogareño y vaya que se sentía bien.

Trate de moverme un poco, pero un dolor irreconocible me lo impidió. Pronto pude identificar que aquello venía de mis brazos y mis piernas, las cuales estaban cubiertas por unas vendas rojizas que debieron ser blancas en algún momento.

De un momento a otro todo se salió de control.

Escuchaba unos gritos dentro de mi cabeza, y no pude reprimir soltar un grito que salió desde el fondo de mí, y todo el dolor que mi cuerpo sentía se estaba empezando a notar, y de pronto unos ojos azules levantaron su mirada.

El me miró.

Y mi estómago dio un vuelco.

Yo me sentía otra vez viva, aunque probablemente me esté muriendo.

Y no sabía si era un sueño, porque esos ojos, eran tan irreales.

¿Acaso era él un Ángel?

*******************************

Hola, 

Esta es la primera novela que publico y la verdad es que espero que les guste, por favor si algo no les gusta o existen errores de ortografía, me podrían escribir y queda todo claro. 

Si tienen dudas acerca de la historia o de mi, díganme por favor. 

-ERROR404

Donde viven las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora