Un chico.
Recuerdos vagos.
Oscuridad.
Mi mente solo puede recordar el placentero azul de sus ojos, y una risa escultural. Pero luego todo se va a la mierda. Y vuelvo a la oscuridad.
Voy a recapitular lo que he entendido, Me llamo Danielle, aparentemente. No sé cuántos años tengo, solo conozco 3 personas en el mundo, el doctor Theon, Sam y Dante. Cada cierto tiempo escucho voces y alguien se apodera de mi cuerpo. No me gusta hablar. Ah y estoy encerrada en un maldito hospital y no sé por qué demonios.
Fin, esa es mi vida.
La habitación blanca volvía a ser fría, aún no han entrado los doctores, en cambio de ellos, esta una patética enfermera.
Viene, revisa mi pulso, me regala una mirada llena de desprecio y se va.
Pasaron horas en donde no recibía ninguna visita, solo la despreciable enfermera, pudieron ser días, al cabo, esta habitación no tiene ventanas, ni relojes, es como si el tiempo estuviera pausado para mí.
Empecé a detallar mi cuerpo, posiblemente tendría las respuestas a muchas de mis preguntas.
Vendas rodeaban mis pálidos brazos, mis piernas estaban en la misma situación. Tenía un pequeño tubo regalándome oxígeno, estaba débil y mi cuerpo lo demostraba.
Mi cabellera estaba seca y opaca, mis manos frías, una corriente me recorrió y tuve demasiado miedo de que fueran las voces, pero solo fue el recuerdo de aquel chico sujetándome las manos con tal afecto.
Mire de nuevo las vendas, y quise saber qué es lo que había por debajo de estas, así que empecé a levantar el borde, cuando la puerta se abrió de golpe.
Dante ya no tenía su típica sonrisa, y Sam tenía la mirada rígida, como si quisiera hacer popo.
Solté una risa por mi genial chiste interno
No sabía que era tan graciosa.
Dante y Sam me miraron con cara de pocos amigos.
-¿Dónde está Theon?
-Lo están trayendo ahora mismo, resulta que el suero que él te iba a aplicar, no es apto para él. Todos estos días el hospital ha estado en completo silencio y desorden, ha estado en cuidados intensivos, ya le han dado de alta, pero está en silla de ruedas.
-¿Qué mierda le ha pasado?
- ¿Es que no te jodidamente acuerdas Dan? ¡Es tu maldita culpa!
-Sam que sea la última vez que le gritas.
-Tu deja de defenderla maldita sea
-Es una paciente Sam.
Sin mi consentimiento, lagrimas inundaban mi rostro, Sam me odiaba.
Dante me miro con lastima.
-Danielle, no llores, no vale.
Se acercó a la cama en un intento de consuelo.
No quería que sintiera lastima por mí.
-Tú le inyectaste el suero, por tu culpa Theon está en silla de ruedas.
-Sam, calla tu boca de mierda, si no tienes nada bueno para decir.
La puerta se volvió a abrir de golpe, era Theon.
Era Theon
Era Theon, en silla de ruedas.
Mis ojos se desbordaron de lágrimas. Todo era mi jodida culpa.