En medio del ataque de Loki en Nueva York, él y una joven doctora se conocen; ella resulta ser la hermana menor de Tony Stark, Annalise. Ninguno de los dos podrá evitar enamorarse apasionadamente aunque todos estén en su contra. Además, Steve Rogers...
Soldados de SHIELD disparan desde todos lados. Los elfos oscuros se defienden y comienza el contraataque. Los fulanos Vengadores están en posición de combate, pero aguardan. No me siento parte de este equipo. —En realidad, jamás me he sentido parte de nada—. Sé lo que debo hacer. Estoy en esto por ellos. Hace un par de meses, hubiera estado allá, a lo lejos... disfrutando de todo esto. Del fin de estas personas, de todas las personas. Manipulándolos. Jugando como títeres con sus mentes. Nunca seré igual a ellos, a estos «justicieros»; no nací para marchar al paso de una figura por encima de mí. Yo debo ser quien esté por encima de todos los demás. Es mi destino. Y he de cumplirlo. Annalise y yo seremos reyes. Y mi hijo será quien herede todo Asgard. Viviré por ello, o moriré intentándolo. Ellos y yo. Juntos. Y los nueve reinos a nuestros pies.
Todos creerán que sigo al frente. Creo una ilusión de mí para ganar tiempo. Nuestra orden es no avanzan hasta que tengamos la ubicación de nuestros verdaderos oponentes: Baltazar y Malekith. De lo contrario, nuestras fuerzas se dispersarían. Los elfos no son una amenaza real para nosotros. Detrás de los soldados midgardianos, están los nuestros: las tropas asgardianas están listas y unidas. Debo ir con Annalise, a ponerla a salvo. Después que pase todo esto, he de reprenderla. Me encanta su espíritu, su fortaleza y rebeldía, pero no la dejare hacer una locura. La conozco muy bien. Me vuelve loco. La adoro por eso. Un cascaron seco como yo, sintiendo estas cosas, es casi imposible de creer. Yo mismo no lo creo. Y estoy seguro de que Odín tienes dudas, él cree que Annalise es como la mortal de mi hermano, la tal Jane Foster. No podría estar más equivocado. Pero no me preocupa, sabrá muy pronto quién es ella realmente: la futura reina de Asgard. He visto a Thor debilitarse por Jane Foster. Ella quiere hacer de un dios un insecto. Puedo leer sus pensamientos: sólo le importa estar con él, y que él esté con ella. Sólo con ella. Ni siquiera piensa en el reino, en todo lo que implica la responsabilidad de Thor en el universo. Quiere que se quede en la tierra. Eso no es posible. Tarde o temprano mi hermana tendrá que verlo y tomará su decisión.
Me alejo de la batalla lo más rápido que puedo. La nave en la que está Annalise se encuentra a unos tres kilómetros a la derecha. Como supuse, nadie nota la diferencia: para todos ellos yo sigo ahí parado, junto a Thor. Cierro los ojos y me concentro: ya puedo sentirla. Siento su miedo. Mi pobre ángel. Voy hacia una de las compuertas traseras. El lugar está lleno de guardias. Controlo sus mentes. Me miran y se apartan de mi camino. La mente humana es tan frágil y fácil de controlar, me divierte. La siento en un espacio pequeño, encerrada. ¡Ya sé dónde está!
—No llores, mi pequeña, ya estoy aquí —la tomo y aprieto contra mi pecho. La brazo con fuerza. Está desconsolada. No comprendo—. Dime qué pasa, Annalise.
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—Sólo quiero salir de aquí. Cometí un error, no debí venir. Y sé que ahora estás muy molesto conmigo.
—Lo estoy —le digo, sin entender su cambio de actitud. Si tomó la decisión de esconderse aquí con tal de venir, ¿qué la haría cambiar así de parecer? La batalla recién empieza—, pero es no importa ahora. Tengo que llevarte lejos de este lugar, niña insensata —le sonrío y la beso, sacándole una pequeña risita.
