Soy una chica tímida de diecisiete años, tan tímida y tan insegura que a veces ni yo misma sé quién soy... pero hay una razón que oculto, por la que soy así, pero no me gusta hablar de ello. Es algo que me ha marcado y que nunca lo he hablado con nadie, ya que creo que soy lo suficientemente madura como para pensar que no necesito la ayuda de nadie ni que nadie me defienda, simplemente, no quiero preocupar a nadie. Nadie se fija lo suficiente en mí como para darse cuenta de lo que me pasa. Y eso es lo que más me duele. Pero sé, que algún día llegará esa persona que hará que confíe en ella con todo mi ser, con toda mi alma, que me llenará, y me hará feliz, que me dará la confianza que nunca antes nadie me ha dado. Porque en el fondo sé que necesito a ese alguien, más que nada.
*ocho años atrás*
Yo iba al colegio como de costumbre, como cualquier niño de mi edad, tenía mis amigos, esos amigos que tienen los niños de ocho años...Me llevaba bien con todos ellos, pero un día sin motivo, Floy se me puso en contra e hizo que todo el colegio se pusiera de su lado.
Ese niño asqueroso, repugnante y malévolo. Jamás le olvidaré.
Ellos ya no eran mis amigos, ya no eran los típicos amigos que tenía un niño de ocho años,eran malos, me habían hecho daño. Me habían pegado, e incluso me hicieron culpable de cosas que ni siquiera yo había hecho.
Hablaban mal de mí, me miraban mal.
Me hicieron sentirme como una mierda, como la propia mierda, sí. Aún lo recuerdo, aún recuerdo cada patada, cada puñetazo en las costillas que me dejaba sin aire, que me dejaba sin respiración. Esos insultos que incluso me dolían más que cualquier otro puñetazo. Se me clavaban en la cabeza como alfileres y no podía pensar en otra cosa. Aún lo recuerdo, y siempre lo recordaré, como para no hacerlo.Cada día llegaba a casa, callada, sin decir nada, saludaba a mis padres, ellos como de costumbre me preguntaban:
—¿Qué tal te ha ido el día, cariño?
—Bien —Respondía yo.
E inmediatamente huía a mi habitación a llorar y llorar, no quería preocupar a nadie, no quería molestar. ¿En serio? ¿En serio era tan inútil y tan insensata, tan ingenua? Pues sí, lo era.
Lo único que hacía era coger mi diario y escribir en él todo lo que me ocurría, cómo me sentía. Es el pasado, sí, pero me duele. Duele recordar, porque los recuerdos jamás vuelven con buenas intenciones.
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El Ángel de Mia.
FantasySoy Mia, una chica tímida, tan tímida y tan insegura que a veces ni yo misma sé quien soy, casi me lo tienen que recordar. Tengo una vida feliz, a pesar de que mi infancia no fue la más bonita ni la que todo niño querría tener, tengo unos padres ge...