Capítulo 5.

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Nos encontramos haciendo la fila, la cola que nos obligan a hacer los profesores. Ni que tuviéramos ahora cinco años. En fin, supongo que lo hacen justo por eso, por los niños pequeños. Nosotros somos de los más mayores y bueno, creo que lo hacen para tener un poco más de orden en cuanto a subir por las escaleras y que no nos llevemos a un renacuajo de por medio.

Estamos subiendo las escaleras cuando Lola empieza a hablarme y me saca de mis pensamientos.

—Bueno, Mia, ya que no nos ha dado tiempo a terminar nuestra jugosa conversación. ¿Qué te parece si quedemos esta tarde y así hablamos?

—No sé si me dará tiempo, hoy tengo que hacer bastantes cosas.
—-¿Qué cosas? Hoy es el primer día de clases, ¿qué esperas? ¿Ponerte a estudiar así ya de primeras, o qué?

—No, tienes razón...

Nos cruzamos con el profesor Jose por el camino y nos dice que nos demos prisa o llegaremos tarde a nuestra próxima clase.

Le hacemos caso, y continuamos subiendo las escaleras.

Joder, por segunda vez nos han vuelto a interrumpir nuestra conversación, aunque no importa, luego a la tarde le hablo al WhatsApp y así quedamos. O la llamo, qué narices.

Llegamos a nuestra clase, nos tocaba historia.

Historia, pura mierda, ya sabéis, según dicen por ahí. Pero a mí, me encanta de hecho, me encanta poder transportarme en una máquina del tiempo, viajar en el tiempo gracias a las explicaciones de mi profesora Margarita, ella es nuestra profesora de historia. Y es la mejor profesora de historia que he tenido en la vida.

Además, por alguna extraña razón me trata genial, es como que me protege, me ayuda siempre en todo lo que puede y necesito.

Es una buena persona, pero tiene algo que la hace especial y única. Algo extraño. No sé cómo explicarlo.

Entramos en clase y está Margarita esperándonos a las dos, pues va a ser verdad lo que nos había dicho unos minutos antes Jose. Hemos llegado tarde.

—Lo sentimos mucho Margarita, no nos hemos dado cuenta de la hora.—digo.

—Señoritas, pasen y siéntense, que no vuelva a ocurrir, Mia, Lola. —dice con un tono entre amable y serio.

Supongo que algo seria ya que el resto de la clase nos observaba.

Me siento en el primer sitio que veo libre, al lado de alguien que no tengo ni idea de quién es.

Qué pena no haber encontrado un sitio al lado de Lola, porque me da mucha vergüenza estar al lado de alguien que no conozco.

El Ángel de Mia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora