Capítulo 3: Corazón Disperso

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Oigo que tocan la puerta de seguro es Minhyuk lo más probable es que se le haya quedado algo, escondo lo más que puedo los cigarrillos y las cervezas que me había tomado, lave mis dientes para que el olor a alcohol no se notara; tocaban una y otra con insistencia me apresure a abrirla con una blanca sonrisa...

- Minhyuk se te olvido alg...

Me mandíbula se desencajo, mi boca no se podía cerrar esto es solo mi imaginación trataba de convencerme a mí mismo, es un sueño como el que tuve hace unas horas atrás me refiero los ojos ¿eres tú? en verdad ¿eres tú?

- Yunho...

- Me tendrás aquí parado como un idiota?

De todas las posibilidades de volver a verte esta fue la última que pensé que sucedería, tus ojos no eran cálidos y tus palabras no eran de amor; me separe un poco de la pared para dejar que pasaras a tu antiguo hogar.

- ¿Qué haces aquí? ¿le paso algo a Moon Bin?

- Nuestro hijo está bien...

- Entonces...¿Qué haces aquí?

- Tanto odias verme?

Como podría odiar verte mi Yunnie, si pienso en ti cada vez que la soledad se acumula en mi corazón...

- Preferiría no hacerlo

- Tanto es tu odio por mí?

- No te odio

- Tendrías a cualquier persona a tus pies ¿Por qué elegiste a mi hijo?

- No se trata de elegir o no Yunho

- ¿lo amas?

- Si lo amo o no, no es algo que te incumba

- Si le haces daño, no seré suave contigo

Tus ojos no decían lo que querías decir, solo intentas ocultar la pena que sientes, por favor vete! Y ódiame! No sientas pena y ódiame, déjame ser algo pasajero en tu vida para así vivir sin remordimientos.

- No quieres que le haga daño a tu hijo o tu relación con él te hace daño a ti...

Eso Jaejoong reabre la herida, ábrela tanto que nunca más volverá a ser cerrada, cierra tus ojos Yunnie para que nunca vuelvas a verme.

- Este amor no se seca!

- Tienes que odiarme! Es la única manera de que podamos continuar, ódiame...

- Tú me odiaste cuando te fui infiel?!

- Eso no tiene nada que ver con lo que pasa ahora

Se iba acercando uno, dos, tres pasos más cerca de mí, ya no avances! no te acerques! y mi espalda toco la muralla ya no había escapatoria para mí, tenía al hombre que más amaba acorralándome contra la pared clavando su mirada en mis ojos y como un Flashback los recuerdos regresaron a la par con tus ojos cafés en mi mente.

- Yo... no te odio y no creo poder odiarte...

- No basta con estar cerca, la cola fría no sirve para unir los pedazos rotos de esta historia.

- Ya no sientes nada?

- Aunque sintiera algo no significaría nada, conmigo ya no hay un hogar donde llegar después de un largo día de trabajo.

Angustia SilenciosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora