3.- Un destello de color

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Mientras Itami camina a su casa no puede dejar de pensar en Julie y en lo que le dijo antes de dejar su casa atrás, esas palabras lo dejaron sumido en sus pensamientos y pensando y recordando todos y cada uno de los amigos que han pasado por su vida, recordando cada rostro pero ninguno es como el de Julie, ninguno siquiera se asemeja a su belleza, pero no lo puede sacar de su mente, lo único en lo que puede pensar es en que tiene que esclarecer el misterio y preguntarle directamente esperando que le conteste con sinceridad.

Mientras llega a su casa Itami abre la puerta para ser recibido por su hogar vacío y su mascota, un hermoso perro mestizo pero muy parecido a un lobo, que en su mente es su amigo y su confidente.

La rutina procede de manera natural, prender la tele y tomar la consola para jugar pero hoy algo es diferente en su mente, esta intranquila e inquita por aquellas palabras que resuenan en su mente "es raro que no me hallas reconocido". ¿Qué significo eso y cuál era el objetivo de mencionarlo?

La noche llega y consigo una lluvia impetuosa, el sonido más agradable para él. Acostado en su cama escuchando caer las gotas de agua que se estrellan en el suelo y en el techo de la casa, no hay nada más reconfortante y por alguna razón es el sonido más tranquilizante, la paz dentro del caos es lo que a él le parece. Los minutos transcurren con el sonido abrumador de la lluvia que lo invita a meditar sobre lo que ha pasado.

El sueño parece vencerlo y se mejor dejarse llevar en brazos de Morfeo, es mejor dormir por ahora para aclarar las ideas por la mañana.

Itami comienza a dormir y a soñar, en su mente un sueño hermoso parece darse lugar, la imagen de el caminando por un sendero rodeado de árboles, los cuales dejan caer sus hojas de manera suave y casi elegante sobre el mismo camino que el recorre y en su rostro se pude ver la paz y tranquilidad que siempre ha buscado. Una silueta femenina frente a él ofreciéndole su mano para acompañarlo, al verla su sonrisa es inexplicable pero muy cálida y cuando busca alcanzar su mano una figura oscura llena de sombras aparece frente a él.

"¿Qué haces? ¿Acaso crees que te mereces algo así? No me hagas reír, tú no te mereces nada, tú no eres nada" las palabras del hombre frente a él son implacables y llegan a su objetivo el cual es herir. Un agujero se abre debajo de los pies de Itami quien solo puede ver como la figura de aquella chica se aleja de el al igual que la del hombre oscuro quien lo ve desde arriba con una sonrisa sarcástica casi macabra. En su caída libre solo puede ver como la luz se aleja y un sentimiento de soledad se apodera de él, está solo en el fondo sin luz, sin nadie, sin esperanza. Se siente como si estuviera en el fondo del mar y lo único que puede escuchar es su corazón el cual late aceleradamente. "no quiero sentirme así, que alguien me ayude, ayúdenme por favor, ayudaaaa" el sentimiento es abrumador y no puede evitar sentir como sus lágrimas ruedan por sus mejillas, lágrimas de dolor, de soledad, de tristeza pero sobre todo de frustración.

La mañana llega y con ella el sonido del despertador para sacarlo de su pesadilla, la cual no solo parecía muy real si no que parecía que tenía algo que decirle.

"Diablos, otra vez ese maldito sueño, ¿porque se repite cada vez más seguido?, en fin es hora de levantarse e irse ya habrá tiempo para lidiar con mis demonios jajá, y ahora hablo solo jajá soy idiota, jajaja lo volví hacer, debe ser porque soy el único que entiende mi sentido del humor"

Se levanta con un ímpetu que hasta a él le parece extraño y cuando llego a su espejo para peinarse y alistarse se dio cuenta que tenía lágrimas secas en la cara. "Pero qué demonios, porque carajos estoy llorando" se dice a si mismo mientras se mira en el espejo.

Todo está listo, mochila con sus apuntes y el almuerzo que se preparó mientras comía su desayuno. "Bien, vámonos".

Caminaba por la calle como cualquier otro día, pero esta vez en su mente solo existía una cosa, volver a ver a Julie antes de llegar al instituto justo como ayer, como queriendo engañarse a sí mismo dice no buscarla mientras sus ojos tienen una intención diferente, observando a cada persona con la esperanza de encontrarla en alguno de los rostros que pasan junto a él.

Un mundo sin colorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora