{Maratón 2/3}.

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{Maratón 2/5}. 

Mi cuerpo se estrello en algo blando y con vida; Había caído arriba de Rubén. Ambos gemíamos con dolor, maldije por ser tan estúpida y subirme encima de la jodida cerca, ahora me encontraba adolorida y fuera del campamento... al menos la caída fue mejor de lo que espere. 

— Lo siento —susurré y fije mi vista en Rubén, tenía todo el rostro rojo y el cuerpo doblado, sin duda se llevo la peor parte. Me sentía estúpida por caer encima de el, sentía vergüenza y pena. 

— No te preocupes —dijo y se levanto sin más. 

Sin duda esto me recordaba a una parte de la película; Duro de matar. Había recibido la mejor parte y aun así me encontraba adolorida, en cambio él recibió todo el impacto y aun así era capaz de levantarse sin quejas ni gemidos de dolor.

Rubén limpio su pijama y después de segundos sonrío, estiro su mano lastimada y la tomé. Después de estabilizarme sacudí mi uniforme, estaba hecho un asco, tenía un gran agujero en la camisa y estaba llena de barro al igual que el pantalón. 

— ¿Estás bien? —dijo pasando su dedo indice por mi brazo, sentí como una electricidad recorría por toda mi espina dorsal, su tacto me impresiono. 

— Si... ¿tu lo estas? 

— Claro, un dolor por aquí y por allá pero nada grave, tu caída fue fenomenal, pensé que morirías... si no me hubiera puesto en el medio ya estarías hecho mierda

— ¿Qué? ¿recibiste la caída apropósito? 

Asintió y comenzó a caminar por el bosque. 

¿Había recibido el impacto por mi?. Sentí como mis mejillas comenzaban a cambiar de color, si no fuera por él ahora estaría probablemente en una clínica hospitalizada en estado vital. Podría decir que salvo mi vida, ¿por qué? ¡apenas nos conocemos!. Él sabía que me estrellaría en el suelo, también sabía los riesgo de recibir el impacto de mi cuerpo en él, tenía que agradecer... tenía que saber el por qué de la situación... no todos los días alguien salva tu vida, y menos un desconocido. 

Corrí los metros que me adelanto y caminé serena a su lado, nos estábamos alejando del campamento pero no me importaba, un escapé de vez en cuando no hará mal ¿o si?. 

— ¿Por qué? —dije al fin y él me miro confundido. 

— ¿Qué? 

— ¿Por qué opusiste mi caída? ¿por que te has puesto para salvarme? 

— No exageres —rió— No ha sido para tanto

— ¡Claro que lo fue! ¡me salvaste! 

— No, si hubieras caído no hubieras muerto, quizás solo tendrías algo roto... no fue para tanto —repitió la ultima frase y se detuvo en un árbol enorme que tenía una casita abandonada, se veía tenebrosa y algo vieja, el más mínimo movimiento y caerían todos sus palos. 

— No importa... me salvaste de una caída dolorosa, te llevaste toda la parte mala. ¿Por qué lo hiciste? 

— Por que eres mi amigo —susurro.

Nos quedamos en silencio, ambos nos observábamos. ''Por que eres mi amigo'' repetí sus palabras en mi mente. ¿Un amigo? ¿había hecho un amigo? ¿en menos de 38 horas? ¿cuan loco suena eso?. 

Rubén tomo mi brazo y me impulso hacía el árbol, había una pequeña escalera de cuerdas en ella. 

— Sube —dijo.

Agarro mi cintura con ambas manos y me elevo despegándome del suelo, me aferré a la escalera. Quería que subiera... y así lo hice. Escalé hasta llegar a la casa, tenía miedo de que está cayera estando arriba, pero no lo hizo. Rubén imito mi acto y llego hacía donde estaba, atravesamos una pequeña puerta de troncos. Habían posters de vídeo juegos pegados en las paredes y cajones llenos de comida, me impresione al ver lo amplia que era, hasta 4 personas caían aquí. 

— Cuando tenía 10 años construí está casa con Mangel, es nuestro refugió desde entonces. Aquí venimos a comer y hablar sobre cualquier cosa, esté es nuestro ultimo año que disfrutaremos de ella... ¿te gusta? 

— Me encanta, nunca antes había entrado en una... solo lo veía en películas y esas cosas 

— También yo, la idea fue de Mangel. ¿Tienes hambre? —buso entre los cajones y saco un paquete de galletas Oreos— Eres muy pequeño, te he tenido que ayudar para que alcances la escalera, ¿cuanto mides? ¿1,30? —rió y me ofreció galletas. 

— La verdad es que 1,54 —fruncí el ceño y agarré unas cuantas Oreos— ¿Por qué? ¿nunca antes has visto un hombre pequeño? 

— Nunca, eres él primero... tengo amigos pequeños, pero más grandes que tu ¿comprendes? 

— Lo comprendo —solté una carcajada. 

— Te mostrare algo genial. 

Rebusco una vez más en la caja y saco algunas revistas, también gaseosas y una caja de cigarrillos. Mostró una portada de las revistas y casi me atraganto... ¡eran todas pornográficas!. Una morena de abundantes pechos ocupaba toda una plana, Rubén elevo ambas cejas e hizo cara pervertida. ¿Que mierda hago? ¡no podía decir que me repugnaba todo aquello!, era momento de actuar, pero... ¿que hace un hombre en está situación? ¿gritar? ¿gemir? o ¿gritar gimiendo? ¡no lo se!. Sonreí a modo de; No entiendo una mierda.

— ¿Te gustan las niggas verdad? —dijo y apunto los pechos de la mujer.

— S-si... cl-laro —tartamudee y comencé a jugar con mis dedos. Me estaba poniendo nerviosa, ¿que tenía que hacer? ¿que tenía que hablar? no entendía ni un carajo sobre sexo ni pechos. 

— ¿Que prefieres; morenas o rubias? 

— Colorinas —dije sin pensar y Rubén rió escandalosamente.

— Tu si sabes hermano, pero dejaremos esto para la noche —guardo las revistas. Agradecí mentalmente y solté un suspiro contenido.

Rubén siguió mostrándome cosas y hablando de sus anécdotas con Mangel, la verdad es qué era un tío raro de cojones, pero era agradable, me hacía sentir en confianza y segura de mi misma, podría decir mil tonteras y no me juzgaría por ello. 

Después de jugar a las cartas decidimos volver al campamento, tendríamos que volver a saltar las jodidas cercas. Me estaba mentalizando para aquello, no podía dejar que el miedo abundara una vez más en mi, no podía volver a perder el control y desplomarme por los aires. Ahora sabía como escalar y descender de la cerca, solo tengo que confiar en mi y nada malo pasara. 

Rubén escalo una vez más la cerca sin dificultad, se introdujo otra vez cruzando la delgada linea del campamento y la libertad del bosque. Cruzamos miradas y asintió con la cabeza, llego la hora... es mi turno.

Una infiltrada en la familia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora