Epílogo

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"Park Chanyeol era una excelente persona, buen reportero, pero sobre todo un gran amigo. Nunca nadie había sido tan persistente y tenaz en una causa como lo fue él con todos nosotros. Él representaba una pieza importante en la vida de cada uno de nosotros, a todos nos tocó el alma de alguna manera."

Las gotas caían en aquella mañana gris, llena de nubes, y un tormento común. Las lápidas eran bañadas por un punteo incesante que proporcionaba aún más melancolía al ambiente. Los coches aparcados fuera del cementerio eran escasos, se podía oír a la perfección el graznido de un cuervo, que parecía burlarse de todas aquellas pobres personas desamparadas. Unas pinceladas negras decoraban ese cuadro lleno de tanto gris. El pesar se notaba en el ambiente. Eran las diez y media de la mañana cuando empezó el funeral de Park Chanyeol. En una ceremonia íntima, Baekhyun dedicaba unas palabras mientras el resto escuchaba con atención. O quizá, no.

Kyungsoo y Jongdae tenían la mirada perdida en la tumba, quién sabe pensando en qué. Luhan se agarraba del brazo de Sehun aguantando las ganas de salir corriendo, mientras que el pequeño observaba las flores que adornaban el ataúd caoba que brillaba levemente dentro de aquel agujero.

"Chanyeol" siguió Baekhyun, "era un ejemplo a seguir. No sólo era comprensivo y bueno, te ayudaba de verdad." Agarró el sombrero que sostenía con fuerza y tragó saliva antes de seguir hablando. "Hubo una vez... un niño sentado en una acera comiendo caramelos de limón. Le dolía la garganta porque no paraba de gritar de felicidad. Sin embargo, ahí estaba triste. Se le acercó otro niño y le robó un caramelo..." frunció el ceño mientras su voz titubeaba, "pero a él no le importó, es más... le cedió uno más... Esto desconcertó mucho al otro chico, porque estaba acostumbrado a que nadie le regalase nada."

La primera lágrima cayó mientras la voz de Baekhyun se quebró.

"Park Chanyeol fue la primera persona en el mundo en darme algo de esperanza, nadie me había tratado bien antes que él, ¡nadie!" No lo pudo soportar más. "Y sería un buen momento para devolverle el favor, pero... ¡pero no puedo! ¡Porque está muerto! ¡La persona por la cual he vivido todos estos años está muerta! Cuando Luhan no estaba, o simplemente discutían, allí estaba yo para escucharlo y consolarlo. Yo lo amaba como nadie lo ha llegado a amar en la vida, y sé que podríamos haber sido felices juntos... ¿Y ahora yo qué hago, si él era mi oxígeno? Lo amaba y él lo sabía, estoy seguro. ¡No se merecía esto, él no! ¡Si Luhan no hubiese hecho tantas tonterías nada de esto hubiera pasado, la culpa es suya! ¡Yo podría haber sido feliz con él pero fue tan egoísta...! Y él ha muerto solo, solo y sin saber que alguien moría por él... Dios santo, simplemente no puede ser verdad, él tenía que enterrarnos a todos de viejos... Él... él no lo merecía... Necesito sus caramelos, sus caramelos..."

Kyungsoo cogió su brazo con delicadeza y lo apartó antes de que le subiera la fiebre. La mano de Baekhyun temblaba, y estaba helada debido a que se había empeñado en no llevar guantes al entierro. Se sentó en la hierba para no marearse y se limpió las gotitas de sudor que caían por su frente. Babeaba como un perro rabioso. Todas las cosas que se le habían escapado no las pensaba de verdad, pero la impotencia había podido con él, el hecho de saber que jamás lo recuperaría.

Luhan había empezado a llorar en el momento en el que había lanzado el primer "cuando Luhan no estaba..." y Sehun lo había agarrado fuertemente del brazo para que dejase de hacerlo, pero había sido inútil. Se sentía más miserable que nunca. Él había matado a Chanyeol y lo sabía. Una única lágrima corrió por la mejilla de Sehun. La mañana era fría y los pies estaban calados del agua de la lluvia. La claridad del sol traspasaba las nubes dejando ver como una burla aquel día igualmente lluvioso. Con delicadeza se dirigieron hacia la tumba, cogieron un pedazo de tierra y todos lo echaron a la vez. Todos salvo Baekhyun, que seguía bañado en lágrimas tumbado en el suelo. Sehun pasó la mano por el ataúd acariciándolo con la yema de los dedos sin saber bien qué decir o hacer. No se podía creer que ahí dentro estuviese su amigo, con el que tantos ratos había pasado. De hecho, nadie podía.

The Red Gun || HunHan ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora