Images. ‹Jikook›

Peligro 2.

[Atención, aviso de narración desagradable del capítulo. Leer bajo vuestra responsabilidad y no me culpen por los traumas.]

Entraste por la puerta con un vaso de agua que al pedirtelo me lo tiraste por la cabeza sin ninguna compasión. No sabía que estaba pasando, lo único que sabía era que me habías mentido todo el tiempo y que posiblemente, me enamoré de un Jungkook diferente. Me daba miedo preguntar, estabas sacando cuchillos de distintos tamaños poniéndolos sobre la mesa de tu escritorio. El miedo se apoderaba de mí cada vez que la hoja de cada cuchillo tocaba la mesa. Recordé lo que le pasó a Jin, a los brazos de Jin.

-¿Por qué, Jungkook?
-¿Por qué que? -Me hiciste un corte rápido y casi indoloro, que a penas soltaba sangre, en el brazo.
-¿Por qué me hiciste creer que ellos mataron a Jin si fuiste tú?
-Porque si no -me volviste a cortar ahora algo más profundo- no hubieras sido mi víctima. -Volviste a cortar, cada vez era más doloroso. - Aunque Jin lo fue sabiendo que era peligroso. -Chupaste la sangre que soltaba el corte que me habías hecho.

No me cuadraba esta personalidad tuya con lo protector que eras con tu madre. Cuando pasó el accidente del aceite parecías tan preocupado.. nunca pensé que podrías ser un asesino en serie, del amor y de las personas.

-Mátame si quieres.
-Claro que quiero, Jimin. -Cada vez que hablabas me costaría un corte a cada cual más profundo.
-Yoongi y los demás vendrán.
-Gracias por avisarme, así me daré prisa.

Fuiste hacia la mesa y dejate el cuchillo que habías usado en los cortes sobre la mesa, no sin antes limpiarle la sangre. Luego vi como sacabas un cuchillo de carnicero, de esos que parecen un hacha, y te acercabas a mí.

-No te muevas que voy a colocarte más cómodo para la ocasión.

Me desató un brazo y lo puso más estirado y separado de mi cuerpo, me tiraba demasiado y temía por lo que iba a suceder en este preciso momento.

-Permanece quieto y grita lo menos posible. 1, 2...

Justo antes del tres el cuchillo separó mi brazo de mi cuerpo haciendo estallar una fuente de sangre que no quise ver pero no pude evitar no sentir. Mis gritos aumentaban, me mareaba, sentí que perdía el conocimiento y antes de cerrar los ojos te vi a ti con mi brazo entre las manos, sonriendo como un sádico, metiendo la sangre en un vaso para después ver cómo te la bebías. Y antes de dejar de escuchar, escuché como la policía llegaba haciendo que pusieras las manos en la nuca y te tiraras al suelo para ser detenido. Y después sentí como dejé de vivir.