...Cora en los Jardines...

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     Cora, con paso apresurado se dirigió a los jardines de aquella casa. Ella le encantaba estar en casa de su tío por los impresionantes jardines que tenia la gran casa.

  Cora comenzó a caminar por el hermoso camino de piedras que había. Camino hasta que encontró el gato de su tía Carlota mirándola desde la rama de un árbol.

-hola gato...-dijo Cora mirándolo detenidamente. Era el gato de Carlota, pero no tenia ni una pizca de ser igual de ella.

-¡¡Emmet!!- canturreo una aguda voz.-¡¡Emmet!!-volvió a insistir la voz.

-pobre gato- dijo Cora moviendo su cabeza de lado a lado en desaliento. -que nombre te han puesto. Tía Carlota esta loca.- dijo Cora riendo. El gato de color gris bajo y paso entre los pies de Cora. El mismo se acariciaba mientras maullaba. La voz volvió a gritar y el pobre gato se subió a otra rama del árbol a descansar, pero la insistente, aguda e insoportable voz de su tía hizo el gato erizarse y espetar las uñas en la rama, ya el gato hastiado de toda la gritería que su dueña hacia bajo y camino "delicadamente" hasta desaparecer por el balcón de la casa. Cora siguió caminando hasta que paro en seco al ver un hermoso conejo blanco comiéndose una deliciosa hoja y moviendo su esponjosa colita. Cora sigilosamente se fue acercando al animal. Estaba atraída,pero es que...¿ quien no se iba a atraer con tan hermoso color blanco? Ese era el conejo mas hermoso que Cora haya visto. Al terminar de acercarse se sorprendió al ver que el conejo ni se inmutaba a salir huyendo de allí por el miedo; al contrario, dejo de comer y miro a Cora detenidamente. Cora rápidamente sintió una conexión entre ella y el conejo. De pronto iba a cogerlo,pero el conejo empezó a brincar hasta  perderse entre los arboles del gran jadin de aquella casa. Cora no se dio de cuenta ni donde estaba. Solo le interesaba encontrar a dicho conejo blanco. Comenzó a correr junto al conejo, pero al girar en una esquina; como por arte de magia el conejo blanco desapareció. De pronto Cora sintió algo que se posaba en su zapato. Miró hacia abajo y se sorprendió al ver al pequeño animalito. Lo cogió y camino de vuelta hacia la salida.

A Cora le encantaba su pelaje. Era tan suave que le daban ganas de usarlo como uno de sus tantos peluches que tenia. Al salir se dirigió hacia donde estaba su tío.

-¡Tio Hamelt!¡tío Hamelt!-gritaba Cora. Su tío se dio la vuelta con una sonrisa mientras extendía sus brazos hacia su ya no tan pequeña sobrina. Al ella llegar soltó el conejo y se lanzo hacia los brazos de su tío.- Tio Hamelt.

-Cora- dijo con la voz un poco quebrada por el peso de la adolecente. La alzo por los aires y la giro mientras Cora gritaba y reía de felicidad. Que ilusión era ver a su tío. Era como salir de un mundo triste y rutinario a un mundo lleno de diversión y fantasía. Hamelt bajo a Cora y la puso en el suelo y ella sorprendida volvió a coger al pequeño animal que no se había movido ni un centímetro de su lado.-que grande estas Cora- dijo su tío con entusiasmo- quisiera que estuvieras conmigo para siempre...no quiero que me abandones-dijo lo ultimo en susurro su tío para que Cora no lo escuchara mientras juntos se acostaban en el pasto mirando hacia las nubes del cielo.

-¿Cuanto tiempo es para siempre tío?-dijo Cora confundida. Y no es que no tuviera conocimiento; solo que para ese tiempo las mujeres no tenían derecho mucho derecho de aprender. Su tío río con risa nasal y sonrió con mucha alegría mientras giraba su cabeza y miraba a su sobrina.

-Aveces solo un segundo Cora, aveces solo un segundo...

Perdida En Mi CabezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora