Alguien

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Sus siempre leales compañeras se lo preguntaban seguido, y no podía negar que tenían razón cuando ellas preguntaban. ¿Por qué era capaz de mover montañas si se trataba de Ferid? La respuesta era fácil de responder, pero jamás iba a decírselo a nadie, mucho menos a ellas. Era simple, no conocía a nadie que no tuviera intenciones de matar al vampiro apenas tuviera la oportunidad. Por suerte Ferid era mucho más fuerte. Además, él no quería darles a ellas una razón más para odiarlo.

No podía imaginarse ninguna circunstancia en la cual ambas dejaran su odio a un lado y convivieran felizmente con Ferid. Ni ellas lo deseaban, ni mucho menos le importaba al otro. Y aunque él quisiera, no podía complacerlas a ellas, porque no podía alejarse del vampiro. Cuando él llegaba la prioridad cambiaba de inmediato a lo que fuera que se le ocurriese hacer en ese momento.

Así que mirándolo en ese momento, sentado tan pacíficamente con una copa en sus manos, lo hacía preguntarse por sus prioridades en silencio. Lo vio pasar el borde de la copa llena de sangre por sus labios pálidos, un gesto tan familiar pero que seguía con la mirada como si fuera la primera vez que lo veía alimentándose de sangre. No supo si la repentina sed fue gracias al olor de la sangre o tal vez verlo a él bebiendo.

Porque cuando él bebía sus labios se tenían de carmesí. Y cuando volteaba a verlo solo podía sonreír y pensar que todo lo que él quisiera hacer estaba bien. Porque él era el vampiro con el cual había convivido tantos años. Porque él era más fuerte y aun así deseaba protegerlo y ayudarlo cuando necesitara. Y aun si discrepaban en muchos de sus pensamientos, no lo iba a dejar solo jamás.

Sí, probablemente nadie iba a entenderlo. Y quizá también pensaran que era una mala decisión quedarse a su lado por todos los problemas que ocasionaba. Él mismo pensaba que quedarse a su lado solo podía traer problemas, pero había estado ahí durante siglos y no le molestaba.

Porque Ferid se había convertido en una parte esencial de su larga existencia. Lo conoció siendo un humano y todavía seguía intentando conocerlo completamente después de ese tiempo. Podía ser posible que pasaran otros ochocientos años junto a él y nunca terminaría de entender que sucedía y pasaba a través de esa cabeza llena de planes.

Nunca iba a poder decírselo a nadie, todas las razones que tenía para quedarse a su lado. Tampoco quería decirlas, porque dentro de él no quería que nadie más entendiera que lo tenía tan pegado a aquel vampiro. Podían seguir hablando y murmurando cosas acerca de él, acerca de Ferid y de su relación tan extraña, pero no importaba.

Tal vez había alguien para cada persona en el mundo después de todo. Si era así, tal vez él estaba ahí para Ferid. Y quería pensar que Ferid creía lo mismo que él, que Ferid estaba ahí para él. Solamente para él.

800 años |CrowFeri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora