Capitulo 3

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Medio hora después, el timbre del teléfono sonó retumbando en toda la casa. Corrí disparada, en pocas ocasiones tropezaba torpemente y yo en tanto me cogía de lo que podía, llegué sin aire, tenía que admitirlo mi físico en ese entonces no era el mejor.

- ¿Si hola?

- Cariño soy yo, Jess.

- ¿Te dio permiso? - pregunté sin demora, no quise ser mal educada, sin embargo moría por jugar a la consola y en lo personal me era necesario un compañero de juego.

- Tienes mucha suerte, me ha costado un poco pero sí, al final a aceptado pero con una condición.

- ¿Cuál? - pregunté.

- Tendré que quedarme a dormir en tu casa, sino, de otra forma no puedo - su tono era burlón, casi hasta fastidioso. Pero por el amor a los juegos tendría que soportarlo.

- Claro, no hay problema. Sabes que te tengo mucha confianza como para que te quedes a dormir.

- ¿Enserio?

- ¿Qué tiene?

- No, nada. Sólo que me suena raro viniendo de ti. Después de todo...

- ¿Ya vienes? - interrumpi algo fastidiada por el ambiente en el que me veía metida.

- Sí claro, ya estoy llegando a tu casa. Espero cuando llegue que aya rebosante pizza.

- De eso ya me encargo yo, tú solo trae tu trasero acá.

- Ja, muy graciosa, te veo en lo que calculo serán quince minutos - colgó y ni bien pasó eso, el timbre de la puerta sonó ¿tan rápido había llegado? Me acerqué insegura.

- ¿Sí? - pregunté.

- Buenas noches, soy el repartidor de pizza ¿es aquí donde han pedido dos hawaianas?

Solté un suspiro y abrí la puerta, inmediatamente reconocí el rostro de aquel chico.

- ¿Lucas? - ni bien escuchó su nombre alzó la vista y me miró perplejo, supuse que de todas las personas no se esperaba encontrarse conmigo.

- Hola Zoe, vaya no me esperaba que vivieras aquí.

Ni mi ispiribi qui viviris iqui - que estupidez, sabía perfectamente que yo vivía ahí desde mi niñez; y que no por estúpidas creencias como que me había mudado de casa solo por lo que había pasado, tendrían que ser ciertas.

- Bien ¿Y las pizzas? - pregunté tratando de evadir cualquier conversación con él.

- Claro dos hawaianas ¿verdad?

- Sí.

- Vaya, recordé que antes detestaba este tipo de pizzas ¿por qué cambiaste de opinión?

- Iré por el pago total, esperame aquí.

Era insoportable e incómodo tener que estar junto a ese tipo, lo único que quería eran mis pizzas y cerrarle la puerta en la cara con muchas ganas, aunque tenía que admitir que me causaba curiosidad su trabajo y la pérdida de su físico.

Alejé de la puerta pero sentí un leve jalón en la muñeca, fue entonces que volteé la mirada y vi a un ser que poco a poco se iba quebrando en pedazos emocionalmente. Relaje mi cuerpo y me acerqué hacia él, claramente manteniendo una distancia respetable.

- ¿Qué te pasa?

-Yo... quería pedirte perdón por todo lo que pasó en el pasado.

Mi expresión cambió en pocos segundos, en el fondo aún dolía un poco, sin embargo ya no era la misma y no me dejaría convencer por él. Fingi no sentir nada y lo miré a los ojos, como si telepáticamente le pidiera que continúe.

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⏰ Última actualización: Jun 25, 2019 ⏰

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La Novia de Charlie CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora