Yo esperaba que Marcus se quedara a mi lado, era bastante extraña la manera en la que el habia aceptado lo que mis padres le dijeron. Sé que él no se encuentra interesado en mi pero, nunca pensé que me dejara sola a la mitad de una habitación, que se encuentra en el lugar más triste y abandonado. En ese lugar donde se podia escuchar el silencio, se podían escuchar los murmullos de las personas que llevaban a sus familiares que se encontraban en mal estado.
(...)
Ya habia pasado una semana desde que Marcus se habia ido, mis padres nunca fueron a verme y yo ya podia caminar un poco mas, mi brazo no se encontraba del todo bien, escuche que los doctores dijeron que me llevaría un largo tiempo volver a recuperar la movilidad. Pero ya era capaz de recorrer ese lugar. Un hospital es bastante doloroso, cuando me dejaron salir de la habitación no estaba lista para enfrentarme con todo aquello que se encontraba en el exterior de ese oscuro lugar, ese lugar era a donde llegaban la personas que daban un mal paso en la vida y se condenaron para siempre. Por lo menos así es como yo lo veo. Podía ver la tristeza en el rostro de cada una de las personas, mientras esperaban las noticias del doctor. Yo queria salir ya de este lugar.
Regrese a mi habitación , por alguna no muy extraña razon me sentía mejor en mi soledad, hasta que mis padres la arruinaron, me sentía molesta con ellos, no queria ni verlos en pintura, llegaron como si tuvieran el derecho de entrar, bueno es claro que lo tienen pero después de lo que hicieron esperaban que los recibiera con los brazos abiertos. Pero no se me ocurrió, no me di cuenta que ellos no estaban ahi para saber cual era mi condicion, ellos solo tenian que pedirle en informe a un doctor sin la necesidad de verme.
Cuando entraron por la puerta todo estaba en silencio, no queria hablar con ellos. Mi madre rompió ese silencio, me hubiera encantado que se quedara con la boca cerrada.
-Hola Allison. -Dijo mi madre, mientras se acercaba a la cama.
-Hola Madre. -Dije en un tono seco, lleno de frialdad.
-Venimos a darte una noticia. -dijo mirándome a los ojos.
-Ya se me hacia extraño que estuvieran aquí. -dije con un tono de agresividad, yo nunca le habia hablado asi a mi madre, ellos eran lo que más amaba en la vida hasta que interfirieron.
-Estuvimos muy preocupados por ti, -Se justifico mi padre.
-No les creo ni una pizca de su mentira. -dije.
-Bueno Allison. ¿Cual es tu problema? -Preguntó mi madre. Comenzaba a adquirir un color rojo en sus mejillas. Solo una vez la habia visto asi, fue hace mucho tiempo atrás cuando Marcus y yo mentimos para ir a una fiesta, estaba molesta de verdad aquella vez.
-Hablas en serio madre, Marcus se fue y ustedes lo permitieron. -dije.
-Nosotros tratamos de detenerlo, pero dijo que no queria hacerte mas daño. -dijo con un toque de tristeza en su voz.
-¿Que hacen aqui? -dije, estaba evitando el tema, porque se que me echaría a llorar.
-Tu padre y yo... Decidimos que te daremos de baja. -dijo, después de su voz hubo un gran silencio.
-¿Que? No hablarás en serio. -dije desconcertada.
-Si. Verás los doctores nos han dicho que tu brazo tardará en regresar a la normalidad, por decirlo así. No puedes estar aquí, no eres del todo útil. Ahora tienes un defecto. -Dijo con su voz llena de desprecio.
No hablara en serio, soy su hija. No puede hablarme como si se tratara de una falla de fabrica, es decir, no puede referise a mi como un objeto.
-¡Estas loca! Soy tu hija, no puedes hacer esto. -grite.
-Si puedo, ya lo decidimos tu padre y yo, no puedes seguir aquí. Más tarde vendrán por ti para la ceremonia de despedida, sabes de qué se trata eso asi que porfavor no te resistas o sera doloroso para ti y para nosotros. -dijo mientras se levantaba.
-¡Madre no puedes hacerme esto! -gritaba hecha una loca. -¡Soy tu hija!
-Lo sentimos princesa. -dijo mi padre mientras salía de la habitación acompañado de mi madre, o lo que quedaba de ella. Estaba claro que su trabajo la volvió loca.
-No pueden hacer esto. ¡No son mis padres! -gritaba mientras trataba de liberarme de aquella máquina.
-¡Enfermera! Podría darle sedantes, la necesitamos tranquila. -grito mi madre a la enfermera.
-¡Hablas en serio! ¡Te has vuelto loca! ¡Regresa! -grite. Estaba gritando tan fuerte que perdía el aliento rápidamente.
Vi como la enfermera entraba a la habitación con un par de jeringas, estaba claro que obedecerá a mi madre o mejor dicho a Grace, ese era su nombre. Ya no era mi madre, no lo sería después de esto.
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