Corría a una velocidad extraordinaria, mi cuerpo se fusiona con el viento que chocaba contra mis mejillas, llevando mi sedoso cabello en lo alto, ni siquiera sentia cansancio en las piernas, mi pulso no se aceleraba ni nada de eso, lo que sentia era una explosión dentro de mi, eso a lo que llaman adrenalina.
Estaban detrás de nosotros, ellos no iban a alcanzarnos, pero los veía con sus trajes tan imponentes, con sus armas que nos iba a causar un gran daño si nos alcanzaban.
-¡Marcus! Tenemos que salir de aquí lo antes posible. -grité, mientras sentia como el viento me robaba las palabras. Podía sentir como cada vez corríamos más rápido, no podíamos parar.
Esa era yo una chica de 17 años corriendo a la mitad de la noche, con el amor de su vida, solo que él no lo sabía, me dedicaba al espionaje, mis padres son parte de esa corporación. Desde que tengo memoria fui entrenada para ser una espía profesional, me encantaba ser una espía. A lo único que le tenía miedo era a morir, pero era lo que menos nos preocupa, esto era como un juego para nosotros.
-Alison. -escuche decir a Marcus. -Necesito que te vayas yo me encargare de ellos.
-Están muy lejos, tenemos tiempo aún, podemos meternos en alguna de esas calles y perderlos. -Dije. -Sabes que no te dejare en este lugar.
-¡Esa es mi chica!- grito, conocí a Marcus desde que tenía 3 años, no era que recordará perfectamente el momento en el que nos conocimos, pero si recuerdo el dia que dijo que me amaba, claro éramos muy pequeños y eso habia cambiado.
Marcus era ese chico que me cuidaba cuando mis padres no estaban, él era un año mayor por lo tanto tenía 18. Se supone que el ya deberia de estar en otra división pero era mi compañero de toda la vida, así que le rogué a mis padres para que lo dejaran a mi lado.
Cuando tenía 15 años, las chicas del colegio me molestaban demasiado y sin importarle Marcus siempre estaba para defenderse, éramos los mejores de nuestra división , por lo que me gane el respeto de esas chicas mas adelante. Ahora son mis seguidoras.
Regresando a lo que sucedía en estos momentos.
Estábamos Marcus y yo corriendo de lo que parecen ser traficantes de suero, esos sueros podían causar toda una epidemia. Mis padres nos dieron la instrucción de seguirlos para así averiguar donde estaba su bodega. Y eso hicimos mientras estos tontos nos persiguen con la falsa esperanza de atraparnos, mis padres ya enviaron unidades para tomar el lugar. De verdad que son tan ingenuos y poco inteligentes.
Marcus el chico mas guapo, el más musculoso, me robaba miles de suspiros, pero en estos momentos no me puedo distraer. Saben es complicado trabajar a lado de alguien tan increíblemente guapo, podia distraerme y dar un paso en falso, así que evitaba mirarlo.
-Alison, ya es momento. -dijo mientras me tomaba de la mano.
Ya era momento de terminar con esto de una buenas vez, me tomó de la mano para así poder subir la pared que se encontraba delante de nosotros, nunca habia sido buena en esto, pero gracias a el logre pasar mi examen. Claro también a todos esos entrenamientos extra que teníamos en secreto. La verdad que amaba lo que hacía, pero como todo lo bueno tiene que terminar algun dia.
Y fue cuando cometí el error... Lo mire a los ojos.
Sus ojos eran como el mar, cuando los miraba me perdía dentro de ellos y eso fue lo que pasó esa noche. Me perdí en ese increíble mar y en la olas, me deje llevar por la marea, cuando estábamos apunto de lograrlo perdí el camino. Pude sentir como caía lentamente.
Después solo escuche a Marcus gritar.
-¡Alison!-grito, despues solo silencio.
Podía escuchar el motor del auto que se acercaba a nosotros y sentí los brazos de Marcus tomándome para que lográramos escapar pero yo no podia mover el brazo, ni la pierna, me mataba el dolor que sentia en ese momento, no podía dejar de gritar.
-Alison tranquila, vamos a lograrlo. -me decía son su voz tranquila, esa voz que utilizaba para calmar mis lágrimas cuando íbamos en la primaria.
-Marcus... Siento mucho dolor en mi brazo, no lo siento, no lo puedo mover. -lloraba.
-Tranquila Ali, solo se ha roto, cuando lleguemos al complejo te llevare a la enfermería, cierra los ojos si quieres todo estará bien.
Le hice caso, podia sentir el movimiento, podia sentir como Marcus corria a toda velocidad, yo era ligera como una pluma así que no era problema, escuchaba su respiración, cerré los ojos y me quede dormida.