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Justo en el momento en el que empezó a nevar ceniza y el olor de las máquinas de la muerte provenientes de la nación del fuego se hacía más potente cada vez, mi padre decidió que era hora de enseñarme técnicas ofensivas de agua control con el fin ...

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Justo en el momento en el que empezó a nevar ceniza y el olor de las máquinas de la muerte provenientes de la nación del fuego se hacía más potente cada vez, mi padre decidió que era hora de enseñarme técnicas ofensivas de agua control con el fin de protegerme a mí y a mi familia.

El hecho de tener que aprender por necesidad a atacar a otro en una guerra en la cual intentábamos mantenernos al margen y con postura pacífica me hizo darme cuenta que hay personas en este mundo que son capaces de ignorar las reglas y conseguir lo que querían por a fuerza. Inclusive durante el entrenamiento comencé a pensar si en realidad valió la pena centrar mis aprendizajes como maestro agua en la curación; creo que al menos de esta manera podré sanar a los heridos de guerra. En caso de que aún se mantengan con vida.

Copiaba los expertos movimientos de mi padre, manteniendo mi cuerpo relajado para permitir que el agua fluya por mí y se refleje en el exterior como un fuerte látigo de furia con el cual pudiera defenderme, desviar y atacar al enemigo que se nos aproximaba.

Moviendo mis brazos hacia un lado, intenté dirigir el cúmulo de agua hacia en frente con el propósito de partir en dos un mono de nieve que simulaba ser un soldado de la nación del fuego. Aunque me esforcé para lograr mi objetivo, mi ataque sólo consiguió rozar su costado.

—Nada mal—. Murmuró mi padre haciendo el movimiento que me estaba enseñando y partiendo el mono de nieve en dos—. Con práctica lo lograrás. Estoy seguro.

Mi padre es el segundo al mando de la tribu agua del sur, su hermano—mi tío—, es el líder y el mejor guerrero que jamás hayamos visto. Mi padre destaca en sus poderes de curación con el agua control. Me ha enseñado todo lo que sabe y espero algún día ser como él.

Nos tomamos un breve descanso en lo que mi papá revisaba la aldea. Desde que la nación del fuego comenzó a atacarnos, la mayoría de los hombres de la aldea han salido a defender nuestra raza. Hakoda, líder de la aldea—y padre de Katara y Sokka, mis primos— salió hace dos meses a defender el área oeste que le corresponde a la tribu agua. Aún no tenemos señales de él. Pero por mientras, mi padre y algunos maestros agua se encargan de la protección de las mujeres y niños que quedaron aquí.

Me senté en la nieve observando nuestra pequeña aldea. Sin los hombres cuidando, se veía algo solitaria y débil. Sólo se escuchaba el sonido de algunos cacharros y las risas de los niños.

Y también se escuchaban los motores acercándose de un montón de embarcaciones a vapor. Se escuchaban los gritos de nuestra aldea cuando divisamos los barcos de la nación del fuego acercándose. Y logré escuchar la voz de mi padre diciendo que debemos prepararnos para la batalla.

En pocos minutos los barcos enemigos nos habían rodeado y un ejército de soldados de la nación del fuego comenzaron a amenazarnos con su fuego control. Tenían un cierto interés en los maestros agua, intentaban acorralarlos contra el barco.

Avatar: el viaje de un maestro aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora