Desperté y examiné mi cuerpo rápidamente en busca de señales de algún tipo de tortura o quemadura. Me sorprendió descubrir que estaba ileso y agradecí a los cielos que Mar no me haya asesinado mientras dormía.
Miré hacia donde se supone que tenía que estar y me sorprendí nuevamente al verla dormida. Vaya, se veía bastante calmada; espero que sea así de día.
Me quedé un rato observando la figura de Mar durmiendo. Me dio algo de gracia ver que babeaba mientras dormía. Hasta la temible nación del fuego duerme, quién lo diría; después de todo, también son personas.
—¡Javiki!—Sokka entró emocionado en mi tienda, haciendo que quitara la vista de la chica. Lo silencié rápidamente y él me miró confundido. Señalé hacia donde se encontraba Mar dormida y él sonrió maliciosamente. De seguro estaba pensando en alguna estupidez.
Sacó un par de sartenes de metal que estaba guardando tras su espalda y, haciendo caso omiso de mis silenciosas órdenes de no despertarla, Sokka comenzó a hacer el ruido más fuerte que pudo con aquellos artefactos.
Mar se levantó repentinamente, enredándose entre todas las cobijas y lanzando algo de fuego–quemó algunas cobijas en el proceso–. Cuando se calmó, miró a sus alrededores confundida y me miró con sus adormilados ojos castaños, parpadeando lentamente.
—¿Quién eres?- ah, la tribu agua—trató de mirarme con desprecio pero su cabello enredado, su cara de sueño y la baba que seguía en su cara la hacían ver más como un gato enojado que otra cosa—. Genial. Déjenme dormir o haré de este día un infierno.
Consideré dejarla hacer lo que quería. Después de todo, dormida no habla ni molesta gente–y por gente me refiero a mí–. Pero estas no eran unas vacaciones. Tomé las sábanas con las que se había arropado y las alejé de ella, doblándolas y dejándolas en un rincón. Mar me miró enojada.
—Supongo que querrás vivir el infierno el día de hoy—dijo acercándose a mí.
—Estas no son unas vacaciones, señora del fuego—me acerqué más a ella para aclarar mi punto. Podía sentir su cálido aliento en mi rostro.
—Oigan, si se van a besar, háganlo ya—se me olvidaba que Sokka seguía en la tienda—. Acepto su extraña relación aunque no me guste tener a esa chica de cuñada. Darii es mucho mejor.
—Sokka, ve a ver si ya puso la marrana.
Mi primo se fue con una sonrisa sarcástica en su rostro. Mar se alejó de mí y trató de acomodar su pelo.
—Por cierto, te apesta el aliento a pescado—Dijo antes de salir de la tienda—. Muero de hambre, ¿puedo cocinarme algo? Su comida apesta.
Me quedé unos minutos cubriéndome la boca e intentando oler mi aliento. De seguro no apesta tanto, ¿verdad? Por si las dudas me lavé la boca.
Antes de irme, noté que había un pequeño anillo con un grabado en él; podría asegurar que le pertenecía a Mar. Me lo quedé para usarlo en algún futuro o devolvérselo.
La encontré caminando por la tribu, su ropa destacaba demasiado; el fuerte e imponente color rojizo contrastaba con los suaves colores azules y grises que la mayoría poseía y hacía que la mayoría de los aldeanos la miraran con desprecio; podían reconocer perfectamente una maestra fuego con esas ropas. La nación del fuego no es bienvenida aquí; pero al parecer a Mar no le importó y siguió su camino buscando algo para comer, zigzagueando entre los niños y saludando a algunas mujeres de la aldea–algunas no le devolvían el saludo–. Pero al menos no causaba problemas. Por ahora.
Uno de los niños de la aldea me dijo que el pescado se había acabado. No me había dado cuenta. Hay veces en que lo esencial se nos olvida por pensar en otras prioridades. Decidí matar dos pájaros de un tiro y mandé a Sokka y a Katara a pescar. Al menos así mi primo no molestaría a la chica. No puedo soportar sus estúpidas peleas.
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Avatar: el viaje de un maestro agua
FanfictionPorque el agua y el fuego son tan distintos e incompatibles como el agua y el aceite. Javiki, joven maestro agua debe ir en busca de su padre al lado de una soldado de la nación del fuego. ¿Acaso esa chica será confiable? {{Portada cortesía de Dian...