Fall for the first time

1

Todavía no entendía como había recogido todas mis cosas y metido en las maletas si seguía luchando con mi madre para que no me mandara a ese estúpido campamento.

-Mamá, tengo 16 años, creo que puedo quedarme en casa - dije mientras me paraba en la cocina con las maletas ya en mano, tomando mis audífonos del desayunador.

-Se que puedes hacerlo, lo mostraste el verano pasado, te quedaste 2 meses trancada en esta casa. - Me dijo con su dulce pero un poco irritada voz, mientras buscaba las llaves del auto, mi madre siempre se vestía bien, hoy llevaba una falda larga hasta las rodillas y una blusa blanca por dentro, la verdad mi madre siempre ha sido hermosa, piel morena, ojos color avellana, con una mirada bastante profunda, cabello ondulado y siempre, desde que puedo recordar, se ha mantenido en forma, se notaba que era hermosa cuando joven, seguro la envidia de muchas.

- No exageres, hice muchas cosas interesantes, la pase muy bien aquí en mi casa.

- ¿ah sí? A ver Laura, cuéntame algo interesante que hayas hecho el verano pasado - dijo después de encontrar sus llaves en la mesa de la sala

-Me quedé pensando una respuesta de alguna actividad interesante que haya hecho el verano pasado, pero era cierto, no había hecho nada que no fuera comer, leer o ver series, la verdad mi vida no era muy interesante y siempre estaba sola en casa, por lo tanto lo único bueno para hacer era ver series o leer un libro, no me podía juzgar por eso, mucho menos por quedarme en cama, ella no estaba para entretenerme y la única persona que lo hacía era mi hermana y ya se había casado, ya había cometido una de las peores cosas que un ser humano puede cometer - Ese no es el punto mamá, simplemente no quiero ir, es bobo, es para niños, es un campamento. ¿Quién diablos va a un campamento a mi edad?

- No. No es para niños es para adolescentes, prometo que te divertirás - dijo mientras se acercaba y tomaba de mis manos - Podrás conocer un nuevo estado y chicos de tu edad, será divertido. - Soltó mis manos y miro su reloj - Vámonos, ya es tarde.

-¡¡¡MAMÁÁÁÁ!!! - Grité una vez más en modo de suplica, teniendo una leve esperanza en que reconsideraría la idea de mandarme tan lejos y estando sola y me dijera que si no quería no tenia por que ir, pero en vez de eso, la vi salir de la casa y dirigirse a su carro, lamentablemente ya era hora de irme, me agaché, besé a Lúa, una chihuahua dorada que tenia y le dije que nos veríamos pronto y cerré la puerta

Íbamos de camino a la estación de autobuses, tenía lo audífonos puestos, escuchando mi canción favorita, Jar of hearts, de Christina Perri, me recordaba a mi primer novio, no era que lo había amado, pero cuando terminamos la canción expresaba exactamente lo que sentía, en aquel tiempo, aunque ya no lo sentía más, me gustaba mucho, aun pasada de moda y aun cuando ella no era mi artista favorita, pero era de esas canciones que está en tu lista de reproducción no importa cuántas veces cambies de celular, cuando mi madre me sacó de mi trance en el que pensaba las posibilidades de pasarla bien en un sitio donde no conozco a nadie y donde seguro solo irían un grupo de idiotas y lo único que me aliviaba, era haber llevado, ilegalmente por parte de mi madre, mi libro favorito, las 50 sombras de Grey, y no por sus partes eróticas sino por ese amor que al principio hace daño pero que al final hace más bien que otra cosa, simplemente no sabía explicarlo, solo sabía que en los momentos de ansiedad dentro de ese campamento, podría ser yo, si leía este libro.

-Laura, se que estas molesta por inscribirte en este campamento pero... - Se quedó en silencio un rato mientras se ponía en cola para esperar el cambio del semáforo y me miro - creo que debes conocer personas nuevas, salir y divertirte, la edad que tienes no es para que te quedes trancada en casa, sin hacer nada, a tu edad mi madre también me envió a un campamento, y la pase muy bien, conocí a mi primer novio y aunque era muy joven, fueron los dos mejores meses. Creo que la pasaras bien. Te extrañare mucho. - Dijo mientras se detenía en frente de la parada de autobuses, no podía creer lo que había dicho porque no es lo que escucho cuando quiero salir de fiestas con mis amigos.