Capitulo 7: Era prohibida

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Narra Diego, antes de las pasadas dos semanas.

          Ella era perfecta. Nunca había conocido o visto alguien como ella. Era diferente. Al fin le dije todo lo que sentía. Aunque fui sincero con ella, no le había contado la parte más difícil. La que haría que si nos juntamos ella lo lamentaría. Sabía que estaba jugando con fuego. En ese momento me arrepentí de haberle contado todo. Me arrepentí de haberla invitado a salir. Me arrepentí de haberme enamorado. Pero ya estaba hecho. Me había enamorado de ella, y ahora nada la podría sacar de mi mente. Aunque yo supiera que lo nuestro sería imposible.  Tenía que alejarme de ella lo más posible, antes de que se enamorara. Para no romper su corazón. Tenía que olvidarla, aunque ya me sería muy difícil.

Esa maldición estaba acabando conmigo. No podría soportar que no pudiera tener a quien amo.

( La maldición: Cuando Diego tenía 12 vivía con su papá y con su mamá.  
Entonces cierto día el papá de Diego le fue infiel a su esposa. Con una mujer, que él no tenía idea de el secreto que escondía. Era una bruja. Era una hechicera. La madre de Diego descubrió que él le era infiel. Entonces decidió divorciarse. El padre de Diego rechazó a la mujer, pues él no quería divorciarse. Pero había ocurrido, que la hechicera estaba obsesionada con el padre de Diego.  Entonces, ella decidió tomar venganza. Asesinó a la madre de Diego. Luego a su padre, y por último su corazón se había llenado de tanto odio por el rechazo de aquel hombre, que también descargó furia sobre Diego. Lo maldijo. Cuando él ya fuera adulto, a quien sea que él amara, se congelaría. Cuando el se enamorara, mientras más  cerca y mientras más amaba a esa persona, ella se congelaría para siempre. Esa era su maldición. Y él no tenía idea de como romperla. Luego fue criado por sus tíos. Cuando ya Diego había crecido, sus tíos se fueron a sus respectivas casas. Y Diego salió adelante sólo. )

No sabía si decirle a Jane y luego marcharme, o solo marcharme para siempre de su vida sin decirle nada. Me sentía tan arrepentido de haberla conocido y decirle que la quiero. No quería ilusionarla. No quería romper su corazón. Ella no lo merecía, nadie en la vida lo merecía. Pero, sentía tantas ganas de seguir con ella. Era una gran tentación. Pero tenía que aceptarlo, estaba condenado por el resto de mi vida. Jamás la tendría.

Cuando llegué a mi casa, sentía ganas de llorar. Allí había estado ella hace minutos y allí le había confesado lo que sentía. Me sentía horrible. Mi mente daba una y mil vueltas. Quería solo salir corriendo. Corriendo hacia ella...pero sería imposible. Podría acabar con su vida. Ella no lo merecía. Sería injusto para ella, pero así era. Por eso es que me marcharé y no la volveré a ver jamás. Saldría de su vida para siempre.

¿Por qué la vida me trataba de esa manera tan injusta?
¿Por qué tenía yo que pagar lo errores de mi padre?

Maldita hechicera...
Recordaba cada día sus palabras:

"Si el amor de tu padre, no pude tener,  a una maldición, te condenaré.

Has de ser igual que él. Algún día romperás el corazón de una mujer como él lo hizo conmigo.

Cuando crezcas, y seas capaz de amar, el corazón de esa chica, tu congelarás.

A menos... Que creas que el amor puede vencerlo todo. Y entonces, al no ser tú tu padre, una solución te daré. Pero no será tan fácil.

Para su corazón descongelar, debes tú hacerla despertar."

No había entendido muy bien aquellas palabras debido a que era un chico aún. Pero si estaba seguro de algo, era de que me había condenado a vivir infeliz.

 Maldita PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora